Capitulo 36

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Al final nos atraparon, vinieron y vinieron hombres del gobierno que intentaban capturarnos. Al parecer las dos personas que iban conmigo eran mucho más peligrosas que yo.

En buena hora me subí a su auto.

Reprocharme no servía de nada, de no haber subido los hombres que me perseguían me hubieran alcanzado, o quien sabe. Ya todo eso quedaba en el pasado.

De lo que no tenía duda era que el destino deseaba que Esteban y yo nos reunimos de nuevo.

Al brillante piloto se le habían acabado las maniobras. Nuestras opciones eran quedarnos ahí parados e intentar sobrevivir por el monte. Solo había un camino en auto y era al que la carretera nos llevaba.

No hubo una votación, de ser así, yo hubiera preferido quedarme en el monte con mi boleto de triunfo. No fue así. El matrimonio decidió arriesgarse para cruzar ese punto antes de ser atrapados.

Confiaban mucho en sus habilidades, por lo que pude ver, era muy bueno. En mi nació de igual manera una ilusión que me decía que podíamos lograrlo.

A pesar del elemento pesimista, hicimos un plan de apoyo. Al confesarles lo del maletín rojo, me dijeron que no era factible que nos agarraran con él. Perderíamos todo.

Hicimos una parada en medio de la carretera, justo en el kilómetro 24. Había una buena zona para dejarlo y después regresar por él.

Al inicio sentí feo tener que dejar todo por lo que había trabajado, mi único boleto de escape, pero tuvo que ser así. Era mejor a quebrl gobierno lo tomara.

Antes de dejarlo, tomamos fotos y videos, ahora la información estabas en formato digital almacenado en nuestras cuentas. En las tres para ser precisos.

Gracias a eso podría presumir que les hice un mejor bien yo a ellos que su presencia a mi, les dí un boleto de escape.

Aún no tenía muy clara su función y procedencia, fueron prudentes en ese aspecto.

Solo sabía que eran enemigos del gobierno al igual que yo.

Con el paso de las horas incluso me cayeron bien. Buenas personas y muy carismáticas.

Cuando el sol brillaba con mayor esplendor, llegamos al punto de encuentro donde sabíamos que nos estarían esperando.

Al final tuvimos razón, en cuanto intentamos cruzar, salió en el camino un tope que se activó con el movimiento, ni nuestro mejor conductor pudo ante aquello.

Además había unos picos que poncharon las llantas, quedamos inmóviles en el auto.

El impacto fué muy fuerte, pude sentir como mi cabeza golpeaba con el asiento. Traté de proteger al niño en todo momento pero el golpe me superó, solo pude poner mi cuerpo sobre el suyo.

Quedé inconsciente un momento, solo podía escuchar un ruido muy chillón. Veía todo en cámara lenta.

Reaccioné hasta que los hombres del gobierno se acercaron apuntándonos con sus armas.

El piloto también estaba sacudido, su compañera había quedado inconsciente, a ella tuvieron que sacarla cargando entre dos.

A los demás, nos pusieron esposas y no dejaron de apuntarnos en ningún momento con sus armas.

Mi sangre ya estaba demasiado fría como para asustarme, solo me dejé llevar al ser capturada nuevamente.

Se había convertido en un círculo en el que sin importar lo que pasara, yo regresaba con el gobierno a ser sometida.

Nos subieron en autos separados, rodeados por hombres dispuestos a disparar a la menor provocación.

Aparentemente nadie me había reconocido, todos pensaban que yo era una cómplice más de aquellos individuos.

Mi teoría se corroboró en cuanto uno de ellos preguntó al otro. "¿Está quién es? Se supone que eran solo dos"

Su compañero solo levantó los hombros en señal de desconcierto.

”¿Será una civil?" 

Seguía cuestionando, pero su compañero no le dijo nada.

Estaba condenada a llegar con el gobierno y rogar porque Esteban no estuviera ahí presente. No tenía ganas de verlo.

El trayecto fue realmente rápido. Me hubiera gustado tener más tiempo para pensar en un plan pero no fue así.

Noté que entramos a través de la carretera hacia un sector despoblado pero que parecía una pequeña ciudad. A ese gobierno le encantaba tener lugares como estos por todos lados.

Se estacionaron en el centro de estos edificios. Ahí donde no había posibilidad de escape y dónde aguardaban todos.

Era todo un comité de bienvenida, nos recibieron como los peores criminales, incluso más que los propios rebeldes.

Nos llovieron insultos, agua, y todos objetos que lanzaron. Afortunadamente para la copiloto, aún seguía dormida y no hubo poder humano que la despertara.

Habían dicho que nos querían vivos, de lo contrario, no dudaria que alguno nos disperara.

Nos llevaron adentro, dónde ya nos esperaban los miembros altos del gobierno, me sentía comprometida mi papel, repudiarlos.

Al entrar, nos pusieron muy cerca de una pared como los criminales que éramos.

Ahí aguardamos hasta que el presidente fue hacia nosotros para vernos.

No tardó mucho en asomar sus narices, era un hombre inquieto tal y como lo recordaba.

Cuando me vió se sorprendió mucho el tarado. Puso cara de incomprensión. No era para menos, yo misma estaba sorprendida de aquel enredo.

Ordenó que los espias fueran traslados hacia otro cuarto para ser interrogados, según él, los alcanzaría.

Su ”Miriam ¿Qué haces aquí?" Me había declarado ante todos los presentes, incluidos mis nuevos colegas quienes no sabían que yo era conocida entre el gobierno.

Algo les hizo sentido cuando me autoproclamé enemiga de estos hombres.

En cuestión de segundos pasó lo que no quería, me quedé a solas con él.

Me sentí en confianza y lancé todo mi veneno. Trató de ser un hombre amable pero yo no estaba dispuesta a caer de nuevo en sus engaños, así que le escupí en la cara dejándole ver mis verdaderos sentimientos.

Se quedó muy sorprendido, tuve miedo en algún momento de una respuesta agresiva de su parte, le había tomado los cuernos al toro.

Afortunadamente él siguió siendo el caballero que conocí, solo se enojó pero hasta ahí.

Había comenzado una nueva aventura en mi vida de la cual no podía safarme.

Estaba ahí encerrada pero tenía que buscar la manera de irme, el espíritu de libertad del que los rebeldes habían hecho mención, me seguía a todos lados desde que los conocí.

Me trasladaron a otra habitación, una en donde me quedé sola. No estaba nada mal para planear mi siguiente movimiento, fugarme de ahí. Ahora solo tenía que ser paciente y encontrar la forma de hacerlo.

La novia del presidente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora