Capitulo 9

64 14 0
                                    

El tiempo siguió avanzando quedándome claro que sí ella deseaba verme lo haría sin dudar. Mis elementos se quedaron para darle los detalles, aparentemente ella había deseado tener una segunda cita conmigo y así tendría que pasar.

Me informaron que no había noticias sobre su padre, ni un solo movimiento así que seguía siendo prioridad mi plan de conquistarla.

El gobierno podía intervenir sus líneas pero este hombre era muy astuto así que no había forma de capturarlo en ese momento.

Si yo me ganaba la confianza de ella, en algún momento compartiría su información acerca de un encuentro con su padre.

Tal vez era un plan B, y el gobierno podría capturar a ese hombre, pero yo no quería dejar ir a esa mujer ahora que la reencontraba.

Me aferré lo más que pude a ese plan, esperando que nuestra siguiente cita ocurriera nuevamente. Todos mis allegados sabían que yo la estaba utilizando. Una simple mujer que tenía la suerte de que el presidente se fijara en ella. Sonaba bastante bien para que se lo creyeran. Quizá así debía seguir el plan pero yo me estaba involucrando sentimentalmente con ella. Reflexioné esa situación y entendí que estaba haciendo mal, solo debía concentrarme en acercarme a ella y olvidar que alguna vez estuve enamorado de dicha mujer. Así sería más fácil usarla y desecharla al finalizar la misión.

Ayudó que Lucia, un ex amor más reciente, me volviera a buscar. Esta mujer era verdaderamente hermosa. Española de nacimiento pero criada en los Estados Unidos. Muy inteligente y por supuesto muy talentosa.

—¿Cómo le ha ido mi señor presidente?—Me dijo cuando nos encontramos en el salón presidencial.—Es un gusto volver a verlo.

Era parte del equipo de la embajada en el país. Estaba radicando de nueva cuenta en el territorio nacional, así que no sería raro encontrarmela.

—Estoy muy bien gracias y ¿Usted?

Mantuve mi distancia por precaución, estar tan cerca de ella me haría enloquecer de una forma en la que quedaría atrapado en sus encantos nuevamente.

Era una mujer muy hermosa, rubia con ojos azules, alta y delgada, con un caminar muy ágil en su estilo. Pero lo que más atrapaba eran sus dos labios fogosos que te hipnotizaban al momento de hablar.

—Estoy muy bien. —Me dijo de manera seductora.—No le quiero quitar su tiempo así que solo le saludo para decirle que estaré por aquí a su servicio.

—Tú no me quitas el tiempo para nada.—Me porté como un caballero aunque era verdad lo que le decía.—Y estoy hablando por todos los habitantes de este país al decir que es un placer y honor tenerte por aquí. Cualquier cosa que necesites estoy para servirte.

—Siempre tan halagador. Espero que sea verdad pues necesitaré una noche apasionada pronto.—Se acercó a mi odio para decirme esas palabras. Mi cuerpo tembló en ese momento.—Será un placer volver a verlo.

Ella dió la vuelta para irse de ahí pero mis instintos no me permitieron dejarla y continúe la convención.

—Pues podemos ir a cenar un día de estos.—Alcé un poco la voz para que me escuchara bien.

Ella se giró y desde ahí me dijo que estaría encantada. Propuso una fecha y yo como tonto accedí moviendo la cabeza.

—Me temo que no señor, el viernes tiene una cena con el objetivo C.—Interrumpió mi secretario al escuchar eso. Él siempre estaba detrás de mi evitando justo que cometiera esos errores.

Lucía le escuchó y sonrió para decir.—Puede revisar con calma su agenda señor, yo estaré por aquí.

Me guiñó el ojo y se fue a continuar con su rutina.

La novia del presidente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora