Capitulo 6

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Las presiones de este puesto son demasiadas. Desde que llegué, no me he encontrado con otra cosa que no sean problemas que dejó el antiguo gobernante.
Creí que la peor estapa la había pasado cuando dejé la gubernatura del estado para lanzarme como presidente.
Las elecciones fueron muy cerradas, las personas ya no creen en este partido y me tocó tratar de solucionar eso.
Ellos lo dicen como si fuera tan fácil. Apenas y quedé electo y fue gracias a mi carisma y personalidad. Cosa que no se logra con sus absurdas campañas o con los discursos que me hacen prometer… peor aún, que pretenden que se me olvide.
Ellos creen que uno puede llegar y bajar el cielo a los ciudadanos. Ya que te entregan sus votos, se vuelven un cero y uno se debe preocupar por otras cosas.
Aunque soy el máximo líder del país, hay gente detrás de mi diciéndome que hacer y aunque si tengo poder, también soy la cara que recibe los aplausos y las críticas. En estos últimos meses he recibido muchas de la segunda.
Casi no tengo tiempo para disfrutar de todos los privilegios que mi puesto me puede dar. Todos piensan que uno se da la vida de rico y que anda viajando por todos lados pero no es así. Todo es trabajo y trabajo, casí no tengo tiempo para mí.
Tenía una novia, hermosa como un ángel, pero se hartó de esa situación. Yo planeaba sacar a la luz nuestra relación, ¿Quién no quiere una historia de amor protagonizada por el presidente? Sin duda era algo que iba llevar muy lejos todo esto pero no funcionó. Ella se alejó de mí y me había costado mucho trabajo que la aceptaran. No es fácil tener pareja cuando eres figura pública y menos el representante del país.
Habían pasado algunas semanas de tranquilidad en mi trabajo. No había reproches y parecía que podía guiar al país tranquilo, pero el destino me escupió en la cara dándome un grabe problema.
Llegó uno de mis hombres a mi oficina, entró desesperado lo que me hizo sentir que algo malo había pasado… y no me equivoqué.

—¡Señor tenemos un gran problema!—Dijo muy agitado. Irrumpió mi tranquilidad sin que yo le diera permiso de entrar. Afortunadamente para él, estaba al medio día, justo acababa de recibir un masaje y el estrés aún no era demasiado, así que le dejé continuar.
—¿Recuerda nuestro contacto en el estado de Durango? Pues nos ha traicionado. El ingeniero loco se dió cuenta de nuestro plan y decidió no continuar.

—¿Por qué tanto alboroto por eso?—Le dije tranquilo, no me parecía que esa noticia fuera muy grave. Muchos habían desertado a diversas operaciones.—Solo busquenlo y cierren su boca.

—No es tan fácil señor, me temo que eso no es lo peor.—Su tono de angustia seguía vigente así que decidí seguir escuchando.

—Habla rápido entonces. Tengo una junta muy importante.

—Él es muy escurridizo. Conoce todas nuestras ubicaciones y nos ha evadido desde el inicio.—Su cara de susto me hizo reconocer lo imponente que yo era, eso me hizo sentir bien aunque también me dió un sentido de responsabilidad para solucionar problemas.

—No te preocupes, nadie se puede esconder de nosotros por siempre.—Me levanté dispuesto a irme de ese lugar y buscar algo que hacer. Caminar me ayuda a pensar mejor en algo.—Mientras tanto piensa en posibles sustitutos y pongan a resguardo los papeles.

—Ese el problema señor.—Me dijo nervioso cortándome el paso para salir.—El hombre que nos traicionó se llevó todo con él, desapareció toda la evidencia y ahora nos tiene en sus manos.

—¡¿Qué?!—Respondí impactado por lo que decía.—¿Cómo fue posible eso?

—Él se las ingenió para engañar a todos los demás. Nuestros socios cayeron a sus pies y les dieron todo los documentos.—Hablaba muy rápido, quería terminar el mensaje e irse de ahí.—Era un hombre de absoluta confianza. Solo que no lo vimos venir.

—Entonces no era tan de confianza y ustedes si unos verdaderos estúpidos.

Esos papeles son muy importantes, en ellos se redacta a los socios que invierten en nuestros proyectos. Archivos confidenciales que tienen todos los movimientos privados del gobierno. Si esos salieran a la luz nadie podría parar la catástrofe.
Precisamente no sé almacenaban de manera digital. Así evitamos posibles hackers y sus movimientos para romper las líneas y robar. Por eso lo hacemos de una manera tradicional, con varios filtros de seguridad. Entre ellos tenerlos repartidos por todo el país con personas distintas. No entendía cómo ese hombre contactó a todos ellos para ganarse su confianza, es un protocolo prohibido.

—¿Qué motivos tuvo para traicionarnos?—Pregunté enfurecido.

—Aparentemente es un hombre integro, su moral es incuestionable y está hecho a la antigua.—Me lo describía como si fuera un héroe y no, para mí era un gran villano.—Cuando se enteró de nuestro plan para con el país y la ciudadana, se negó rotundamente. Poco a poco planeó el salirse hasta que lo logró llevándose los archivos.—Hizo una pausa para continuar conversando conmigo. Se relajó al pensar lo que me diría.—Afortunadamente no hay rastro de que haya usado esa información aún. Podemos estar tranquilos.

—¿Tranquilos dices? Es lógico que no irá a contarle a nadie eso... al menos no aún.—Volví atrás para mirar por la ventana. Tenía que calmarme de algún modo.—No es que pueda ir a una televisora o periódico para hablar de esto. Nadie le creería, además que debe saber de nuestros contactos con ellos. Tampoco es fácil para él.

—Entiendo, entonces tenemos una ventaja aún.—Me respondió calmado.

—De momento si pero tenemos poco tiempo.—Comencé a pensar en algo. —Organiza una reunión de emergencia para planear lo que haremos.

—Si señor, inmediatamente.

Estuvo dispuesto a irse y así liberarse de ese estrés pero ahora yo le impedí salir.

—Espera, ¿Cuál es el nombre del traidor?

—Oh, se llama Martin Lírica.—Su tono me regresó a una etapa que quería olvidar.

—¿Lírica? Es un apellido raro. ¿Dónde lo escuché antes?

Después de analizar detenidamente recordé donde había escuchado ese apellido. Al no ser muy común, sin duda llamó mi atención.
Una chica en la prepa lo tenía. Lo sé bien porque yo estaba interesado en ella. Era una chica muy popular, de esas que te llaman la atención en cuanto las ves. Recordé que sus labios eran lo que más llamaba mi atención. Hubo un tiempo en que me sentí embobado por ella y la invité a salir, me rechazó varias veces justificando que yo no era digno de su amor. Se atrevió a decirme que debía superarme y quizá un día estaría conmigo. Se que no lo dijo en serio, solo buscaba deshacerse de mi. Ahora con más edad lo pude entender y me reí pensando.
”Si me viera ahora, ¿Qué pensaría?

La novia del presidente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora