Faith salió al balcón de su habitación mientras miraba el cielo estrellado. Hacía días que había pasado el incidente con el Vizconde y ya todo el palacio murmuraba de lo sucedido. Aún quedaba pendiente el encuentro con el Vizconde Landre, esperando tener la respuesta de porque quiso atacarla. Por otra parte, pudo evitar que el médico del Emperador la revisara cosa que fue un alivio para ella y Jurian.
La joven de cabellos plateados estaba tan concentrada en sus pensamientos que no notó como un animal emplumado volaba rápidamente hacia ella.
Sin previo aviso, el ave doraba rodeo a la joven con sus alas dándole un abrazo.
Rashta se sobresaltó del susto por la repentina invasión personal. Luego noto que era Heinley en su forma menos molesta.
—Bueno, bueno... ¿a qué viene esa muestra de cariño? —inquirió ella con burla mientras acariciaba al ave que aun la abrazaba—. Oye, apestas. ¿Acaso el príncipe no te baña? —dijo en forma en broma, porque ya se encontraba incomoda que Heinley la abrazara.
El ave dorada se separó de la joven chillando indignada.
Rashta se encogió de hombro inocente.
—¿Qué? Solo preguntaba.
La majestuosa ave narcisista chilló nuevamente.
Faith sonrió divertida, por el momento, ya consideraba suficiente en molestar a Heinley considerando que intentaba consolarla.
—Bromeo, querido —dijo ella acariciando la cabeza del ave—. Adivino, supiste lo que paso con el Vizconde —el ave asintió con la cabeza—. Tranquilo, no tienes que preocuparte por mí —dijo de forma presumida—. El que salió perdiendo fue el Vizconde Landre.
El ave dorada trago saliva nerviosa.
—No te pongas nervioso, mientras estés en mi lado bueno no te asare como a un pollo —sonrió Rashta de una forma amable, pero también sonando amenazante.
Ante esa declaración, el ave chilló y se alejó rápidamente de ella.
Faith se echó a reír.
—Pobre iluso.
Era tarde, pero Navier se encontraba en su oficina terminado el trabajo pendiente que tenía hasta que tocaron la puerta y al levantar la vista se encontró con la Condesa Eliza.
—Su majestad, la Duquesa Tuania está aquí.
La Emperatriz se encontraba extrañada por la visita. Tenía una buena relación con la Duquesa, pero ninguna mujer de la nobleza podía visitarla por las noches sin invitación a menos que fueran sus damas de compañía.
Pensándolo detenidamente sospechaba levemente porque la visitaba.
Cuando la duquesa entro con los ojos húmedos, se acercó rápidamente a su escritorio.
—Me retiro, su majestad —dijo la Condesa Eliza saliendo de la habitación.
Navier con un gesto de manos, le ofreció a la Duquesa de Tuania que se sentara en el asiento que se encontraba delante de su escritorio.
—¿Qué pasa? ¿Está todo bien? —pregunto la Emperatriz.
La postura de la duquesa era recta y muy elegante. Estuvo varios segundos en silencio hasta que tomo las manos de la Emperatriz.
—Su majestad, me avergüenza mucho pedirle esto, pero por favor, salve al Vizconde Landre —pidió ella preocupada.
—¿Por qué me pides eso?
—Ira sin juicio, su majestad.
La Emperatriz frunció el ceño, estaba al tanto de la situación. El Vizconde no iría a juicio porque tanto Rashta como el Duque Relish querían interrogarlo. La joven de cabellos plateados estaba convencida de que había un malentendido y que alguien quería incriminarla. Si el Vizconde Landre cooperaba, seria liberando teniendo que cumplir un leve castigo.
El juez principal era uno de los abogados de la Duquesa Tuania y suponía que se lo había dicho en secreto para advertirle, pero ambos lo malentendieron todo. Por eso, se encontraba algo confundida que la Duquesa supiera que el Vizconde Landre no tendría juicio.
—Es cierto que no tendrá juicio —afirmó la Emperatriz viendo como la Duquesa la miraba sorprendida—. Pero no es lo que piensa. El Vizconde Landre será interrogado por el Duque Relish y Lady Rashta, si él coopera será liberado teniendo que cumplir con un castigo por decisión del Emperador y mía por sus imprudentes acciones.
La Duquesa Tuania se encontraba anonadada no entiendo lo que pasaba.
—¿Sera interrogado?
—Lady Rashta considera que hay un malentendido y que alguien quiere lastimarla, pero para eso necesita hablar con él.
—El Duque Relish precisamente no es una florecilla en los interrogatorios —mencionó la Duquesa Tuania con preocupación—. Todo el mundo sabe lo que le hizo a las personas que secuestraron a su esposa.
—No estará solo, Lady Rashta estará con él para hacer las preguntas —respondió la Emperatriz al mismo tiempo que la duquesa mascullaba por lo bajo: "como si eso me calmara" con la intensión que ella no escuchara.
—El Vizconde Landre es un buen joven, no haría eso sin motivos.
—Incluso si tuviera una razón, no es correcto apuñalar a alguien —argumento la Emperatriz seria—. Creo que pediste ayuda a la persona equivocada.
—¿Confía en lo que dice Lady Rashta? —pregunto la Duquesa Tuania intentando no fruncir el ceño. No entendía muy bien lo que pasaba. Aunque la Emperatriz no pareciera defender a Rashta, parecía como estuviera de su lado. Creía que no se llevaba bien con la concubina, pero se encontró con una realidad completamente diferente.
—No es la jovencita insensata que antes consideraba —contestó Navier con simpleza.
Y con esa declaración la charla se dio por terminada.
¡Sorpresa!
¿Es corto? Lo se, pero tengan paciencia.
Sigo agradeciendo por los hermosos comentario que dejaron en el ultimo capitulo. ¡Muchas gracias!
¿Qué opinan del capitulo? ¿Algún comentario?
Al final del capitulo, se demuestra que "Rashta/Faith" se van ganando el respeto de a poco, pero aun queda un largo camino por recorrer.
Espero que les haya capitulo.
¡Hasta la próxima!
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¿𝓢𝓮𝓻 𝓡𝓪𝓼𝓱𝓽𝓪? 𝓝𝓸, 𝓰𝓻𝓪𝓬𝓲𝓪𝓼
FanfictionFaith Eva Morris tenía su vida planeada, graduarse de la universidad, disfrutar su vida al máximo y si encontraba el amor, bienvenido sea. ¡Pero nadie le advirtió de la posibilidad de reencarnar en una novela coreana como "La emperatriz divorciada"...