♦ Interrogatorio

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Faith y el Duque Relish iban en dirección a la torre de los prisioneros donde se encontraba encarcelado el Vizconde Landre

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Faith y el Duque Relish iban en dirección a la torre de los prisioneros donde se encontraba encarcelado el Vizconde Landre. Cuando los guardias los vieron, los dejaron pasar sin problema ya que tenía el permiso de los Emperadores para entrar.

En el primer piso de la torre era un lugar especial donde encarcelaban a los nobles, ya que las celdas tendrían por así decirse un poco más de "lujos", que las celdas normales para los prisioneros que no eran de la nobleza. Había seis celdas y cinco de las cuales estaban vacías.

El Vizconde Landre estaba sentado con la cabeza entre las manos y cuando empezó a oír ligeros paso levanto la cabeza lentamente. A través de los barrotes de la celda, a lo lejos diviso la silueta de una mujer sin poder distinguir quien era.

—¿Su majestad?

—Wow, el golpe que te di en la cabeza debe haber sido grave para confundirme con su majestad la Emperatriz.

Al escuchar la voz de la mujer y verla acercarse lentamente, el Vizconde Landre miro con disgusto al ver que era Rashta acompañada de nadie más y nadie menos que del Duque Relish.

Rashta al ver la mirada disgustada del Vizconde, también frunció el ceño.

—No me mires así —dijo ella—. Aquí entre nosotros dos, yo debería estar disgustada porque quisiste apuñalarme.

—Debes estar satisfecha por verme aquí —dijo el Vizconde de una forma cínica—. Te saliste con la tuya.

La joven de cabellos plateados solo una risa sin gracia.

—Si aún no te sentenciaron a muerte es por mí, cariño.

El Vizconde Landre frunció el ceño ante tal declaración de la joven.

—¿Entonces debería agradecerte? —pregunto el sarcástico.

—Con que te arrodilles y me beses los pies estaría encantada.

—Antes muerto que arrodillarme ante ti.

—Entonces muere, nadie te va a extrañar, ni siquiera la Duquesa Tuania.

Jurian suspiro con impaciencia al ver como Faith estaba sacando de paciencia al Vizconde. Culpa de ese mocoso por su patético enamoramiento hacia la Duquesa Tuania casi echaba todo a perder.

—Estas colmando mi paciencia, niño —dijo Jurian irritado—. Estamos aquí para interrogarte y saber quién esparció esos rumores.

—La culpable está a su lado, Duque —contesto el joven Vizconde.

Rashta rodo los ojos.

—Si estamos aquí, es porque yo no fui idiota —se defendió ella viendo como el Vizconde la fulminaba por mostrarse grosera con él—. Nunca tuve problemas con la Duquesa Tuania y mucho menos quiero perjudicarla. Asique empieza a hablar de lo que sabes.

¿𝓢𝓮𝓻 𝓡𝓪𝓼𝓱𝓽𝓪? 𝓝𝓸, 𝓰𝓻𝓪𝓬𝓲𝓪𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora