* Sábado 14 de Noviembre * PATTY
Llaman al timbre. Sonrío, orgullosa de que mi intuición no me haya fallado. Sabía que Berta vendría... Descuelgo el telefonillo, alegre.
—¿Sí?
—Hola, mi amor.
—Hola —respondo con la voz más apagada por la decepción.
A continuación pulso el botón de abrir la puerta. Hago lo mismo con la de arriba y me vuelvo al cuarto de baño, a terminar de maquillarme. Oigo el sonido de la puerta al cerrarse y unos pasos que se acercan. Por el reflejo del espejo veo a Raúl, vestido aún con la ropa que usa para jugar fútbol. Se planta detrás de mí y me abraza por la espalda. Me da un fugaz beso en la mejilla.
—Hola, mi vida. ¿Cómo has pasado? ¿Me has echado de menos?
—¡Ay! Ten cuidado, Raúl. Vas a hacer que me salga en la raya con tus toqueteos... —me quejo terminando de pintarme con el eyeliner. Me miro, repasando el resultado. Me veo realmente bien.
—Estás preciosa —me halaga Raúl .
—Gracias —respondo sin dejar de mirarme en el espejo.
—¿Y se puede saber dónde vas así? No me habías dicho que vamos a salir...
Me giro y le miro.
—No vamos a ningún lado, Raúl. Esta noche salgo sola.
Pone cara de ofendido y me acaricia el pelo que me cae sobre la cara.
—¿Y eso? Creí que pasaríamos la noche juntos... Tenía ganas de estar a solas contigo...
Resoplo un tanto molesta. No deseo hacerle sentir mal...
—Ya lo siento, cariño. Pero Berta discutió con su novio y quiero hacerle compañía. —Una mentira piadosa y a continuación otra—. A mí también me apetecía estar contigo pero entiéndeme, ¿vale? Hay más días... Y además hace mucho que no salgo.
Parpadeo levemente y bajo la cabeza, mirándole con expresión de «niña inocente» y obteniendo justo el resultado que deseo.
—Está bien, nena. Tú ganas —accede comprensivo—. Pero envíame un mensaje cuando llegues a casa, ¿vale? Y no vuelvas tarde.
Asiento sonriente y le doy un beso en los labios. Se lo ha ganado. Hago ademán de salir del baño pero Raúl me detiene.
—Una cosa más, Patty. ¿Me dejas ducharme aquí? Me traje la ropa limpia en la mochila con esa intención. Ya que tú hiciste planes sin mí, creo que llamaré a algún colega para tomarnos una cervecita en un bar de por aquí, en plan tranqui. Y pues... no puedo ir así.
Lo observo. Lleva razón. Tiene unas pintas desastrosas con esa camiseta grande y esa pantaloneta corta... Y está todo sudado. No me agrada su aspecto. Y creo que no se trata solo de su atuendo. Es él en general. Que cada día me gusta menos. Acepto y le permito bañarse, dejándole solo en el servicio y volviendo a mi cuarto. Miro mi móvil. Nada. Ninguna señal de Berta. Y ya son las 23:15. Empieza a preocuparme que no venga... Me dispongo a llamarla pero cuando lo hago escucho esa aburrida voz de mujer y que, por supuesto, no es la de mi amiga. «Su saldo no le permite hacer una llamada de más de un minuto al destino solicitado». Resoplo. Siempre cuando más se necesita. Miro a mi alrededor. Entonces diviso la mochila que Raúl ha dejado apoyada en mi cama, seguramente cuando entró. No me gusta coger prestadas las cosas de los demás sin pedir permiso, pero en este caso no me queda otra opción. Encuentro el móvil de Raúl y lo cojo para llamar desde él a mi amiga. No me da tiempo a marcar el número porque la pantalla parpadea insistentemente llamando mi atención. Un mensaje... Una repentina curiosidad me invade y decido leerlo. Cuál es mi sorpresa al comprobar lo que esconden aquellas palabras... A simple vista no hay nada sospechoso. El mensaje lo envía un tal Andrés, pero sus frases revelan la verdad... El nombre de Andrés solo es una tapadera.
«Me lo he pasado muy bien contigo hoy, mi niño. Eres especial para mí. Me ha encantado estar todo el día contigo y disfrutar de tu cuerpo. Espero que cumplas con lo que me prometiste y dejes pronto a esa aburrida de novia que tienes. No quiero seguir viéndote a escondidas. Te amo y te deseo. Tuya, Sharlot.»
Abro los ojos como platos. Conque suya... Conque aburrida... Ignoro quién es esa tal Sharlot pero lo que sí sé es que se la está pasando muy bien con mi novio, y vete a saber desde hace cuánto tiempo. Con razón tantas salidas con los amigos y tanta falta de tiempo para mí... Respiro hondo. Cuento hasta diez tratando de tranquilizarme. Esto no se va a quedar así. Después de Fabián, no existe el hombre que se haya burlado de mí. Y Raúl no va a ser la excepción. Dentro de poco sabrá que conmigo no se juega. Y se arrepentirá de haberme engañado.
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Enséñame a Querer
RomanceCuando el destino decide unir dos almas no hay nada ni nadie que pueda impedirlo. No existe fuerza lo suficientemente poderosa como para separar dos corazones que se pertenecen, aun cuando sus cuerpos estén ausentes.Ella es Patty, sensible y románti...