Llévame contigo

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* Sábado 14 de Noviembre *                                                                                               PATTY

Se está excitando. Lo noto. Lo estoy provocando y se deja llevar por mí, cayendo en las garras de mi seducción. Una mano me agarra por detrás y me obliga a detener ese beso, girándome bruscamente y devolviéndome a la realidad. Lo primero que veo cuando abro los ojos son los de Raúl, que me interrogan fríamente y me reprochan mi comportamiento.

—¿Qué estás haciendo? —me reclama.

Por un segundo me percato de lo sucedido. Estoy aturdida y me cuesta pensar con claridad, pero aún así recuerdo claramente. El móvil de Raúl, ese mensaje...

—Ya lo ves.

Me giro de nuevo, dándole un fugaz beso en los labios a Bandy, que me mira sin entender nada de lo que ocurre.

—¡Eres, eres... no hay palabras para definir lo que eres! —grita Raúl completamente furioso—. ¿Se puede saber qué significa esto?

Me desprendo de su brazo con un fuerte manotazo.

—¡Sí! —exclamo haciéndome oír entre la música—. ¡Significa que hemos terminado! ¿Estás contento? —pregunto sin esperar respuesta.

Le doy la espalda y apoyo mi cabeza en el pecho de Bandy, cerrando fuerte los ojos para escapar de este momento. Oigo gritar a Raúl muy cerca de mí pero no consigo escuchar lo que dice. Ya está... He hecho lo que tenía que hacer. De todos modos, a él no le intereso lo más mínimo. Probablemente lo único que le importe es que le he dejado en evidencia delante de sus amigos, que están al otro lado y han observado toda la escena con atención. Levanto la cabeza buscando la mirada de Bandy.

—Sácame de aquí. Llévame contigo.

Y esta vez mi tono es de súplica, de petición. Bandy no se hace de rogar. Toma mi mano y me la aprieta con fuerza. Le hace señas a Marius para que se acerque y le dice algo al oído. Él asiente y sale, seguido de Berta, a la cual a estas alturas ya lleva agarrada de la cintura. Me dejo llevar por Bandy, agarrada firmemente de su mano. Él se abre camino entre la gente, guiándome así hasta la salida. Estoy demasiado aturdida y todo me da vueltas. Ya casi no veo ni escucho nada. Pero siento su piel, le siento a él, que me sostiene. Y eso me basta para sentirme a salvo. Con él a mi lado, nada malo puede pasarme.

Enséñame a QuererDonde viven las historias. Descúbrelo ahora