Capítulo 8

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Capítulo 8: Bilbao, Londres... Y Madrid.

POV of Isabella.

11 de agosto del 2021.

Veo como Rodrigo se va huyendo hacia su casa, y rápidamente entiendo por qué.

Decido entrar, y cuando noto que Eva entra conmigo, decido preguntar:

—¿No se supone ibas a tomar aire?—pregunto desafiante.

—¿Por qué él, Sofía?—me pregunta con la voz quebrada.

No esperaba esto, y no creo ser la indicada para consolarla.

—Eva...

—Ni siquiera vives aquí en Madrid, eres malditamente hermosa, podrías estar con el chico que quisieras, ¿por qué él?—veo como lágrimas empiezan a rodar por sus mejillas.

—No puedes culparme a mí de que no le gustes a él, ni siquiera tuve tiempo de poder saber que te gustaba cuando ya lo estaba conociendo, estás siendo injusta conmigo.

»No puedes obligar a alguien a sentir amor cuando no lo hace ni lo hará—sentencio.

Eva no dice nada, sólo se va en silencio a su habitación mientras yo me quedo en el salón.

¿Realmente a ella le parece que es mi culpa gustarle a Rodrigo, o que tan siquiera debería arrepentirme de que él me guste a mí?

***

24 de agosto del 2021.

—¿De verdad todo eso fue improvisado?

—Sí, porque de ser por él, ella volvía a Bilbao y aún no sabrían que pasaría entre ellos.

Rodrigo y yo sólo podemos reír ante ese argumento, porque Álvaro realmente tiene un punto sobre lo que dice.

Estamos en el mismo parque donde venimos cuando Rodrigo cumplió años, con diferencia de que estamos con Álvaro y Alessandra.

Alessandra es una amiga de Álvaro que estudia economía con él. Rubia, piel pálida, un poquito más baja que yo, italiana, vino a Madrid cuando tenía doce años y al parecer es quien le enseñó a cocinar la famosa "pasta con salchichas y queso pecorino encima" a Álvaro y a decir ciertas cosas en italiano en el proceso.

—¿Y cómo harán cuando vuelvas a Bilbao?—pregunta Alessandra.

—Ir y venir constantemente, de aquí a allá y de allá para acá—responde Rodrigo.

—Eso suena costoso—dice la rubia con cierto disgusto ante la palabra.

—Algo se nos ocurrirá, ya tenía tiempo queriendo empezar a buscar trabajo para no depender única y exclusivamente de mi madre, así que, ahora creo que con más razón lo necesito—contesta riendo.

—¿Ya has decidido a qué universidad ir, Sofía?—me pregunta Álvaro.

—Pedí una beca en Bilbao, Londres... Y Madrid.

—¿Y cuál te aceptaron?—pregunta Rodrigo quien se une al juego de interrogar a Isabella, al parecer.

—Hasta ahora, únicamente me aceptaron en Bilbao. Sigo esperando por las demás opciones.

Deciden dejar de lado el tema sobre a qué universidad iré, y Álvaro, Rodrigo y Alessandra empiezan a hablar algo sobre un jugador del Real Madrid a lo que no presto atención, por lo que decido quitarle la cámara a Rodrigo y empezar a tomar fotos.

Han pasado dos semanas desde la que decidimos llamar "la noche perfectamente improvisada", y falta muy poco para tener que volver a Bilbao.

Aunque, antes de eso, mis padres vendrán a Madrid para ver a mis tíos y pasar mi cumpleaños aquí.

Lo último no estaba entre los planes de ellos, pero luego de insistirles tanto, aceptaron.

Además, les hace ilusión conocer a Rodrigo.

***

Álvaro y Alessandra se fueron hace un rato, y luego de decidir qué fotos me quedaron bien, Rodrigo habla.

—Entonces, ¿Madrid siempre fue una opción?—pregunta enarcando una ceja.

—Aún no me han aprobado la beca. Además, de las tres ciudades, Madrid es donde menos puedo quedarme.

—¿Por qué?

—Sólo tengo a mis tíos aquí, y realmente no quiero sentir que estorbo, además no creo que a Eva le haga ilusión que me quede aquí. Siento que me odia

—Eva no te odia—dice tratando de consolarme.

—¿Cómo sabes eso? Incluso dejó de hablarnos a los dos a menos que esté obligada a hacerlo—respondo en voz baja.

Eva y yo éramos inseparables en Bilbao, además de ser en aquel entonces las únicas niñas de la familia. Cuando mis tíos deciden mudarse a Madrid, fue imposible no estar triste, Eva era la hermana que no tenía, y siendo tan pequeña, era imposible entender porqué ya no podría verla tan seguido.

La distancia hizo lo que quiso con nosotras, ambas crecimos y cambiamos, los años pasaron y a pesar de que seguía estando ese cariño hacia la otra, no era igual.

—Porque conozco a Eva, y sé que sólo está dolida porque no es una chica que me gusta y ya, sino que eres tú, eso es lo que más le duele, por eso actúa a la defensiva. Se siente traicionada, supongo—continúa.

»Todo va a estar bien. Eva te quiere, sé que es lo suficientemente madura como para no perder su relación contigo, mucho menos por un hombre—dice riendo mientras seca mis lágrimas y besa mi frente.

»¿Cuando vienen tus padres?—pregunta, desviando el tema.

—Mañana, pero los vas a conocer después, primero quiero decirles todo lo que ha pasado en torno a mí durante estos casi dos meses que llevo en Madrid.

—Vale, más tiempo para prepararme, gracias por eso.

—Relájate, vas a estar bien—río.

—Eso dicen siempre, y yo no confío en esa frase para esta situación.

Rodrigo me compra un helado y antes de que empiece a anochecer decidimos irnos a casa.

***

—Tus padres no vendrán hasta la próxima semana, surgió algo en Londres, nada grave dijeron, pero les atrasó el viaje—comenta mi tío—Pero aseguraron estar aquí antes de tu cumpleaños, realmente quieren venir.

—Bueno, supongo que sólo hay que esperar una semana más—señalé.

Realmente los extraño, sobretodo a mi padre, pero no moriré por no verlo durante una semana más, ya tendré tiempo para pasar con él.

No tengo demasiado que hacer, pienso si escribirle a Rodrigo para verlo otra vez, aunque tampoco quisiera ser pesada con él.

Hablando del rey de Roma, acaba de escribirme.

Rodrigo: Estuve escuchando las canciones que me recomendaste, hubo una en particular que me gustó mucho, me recuerda a tí.

Isabella: ¿Cuál?

Rodrigo: En un sólo día de Morat

Rápidamente recuerdo la letra de la canción, y sonrío, entiendo la indirecta.

Lo amo.

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