Capítulo 2

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Capítulo 2: Lindos ojos avellana.

16 de julio del 2021.

Luego de una semana aburrida, es viernes... Y al parecer tengo una cita.

Aunque, ¿es una cita?

Voy a dejarlo en que es una salida con una chica que ha estado mucho en mi mente esta semana.

Aunque bien vivimos al lado, quería dejar cualquier acercamiento con ella hasta hoy. Y al estar Eva y yo de vacaciones, no hay motivos para que ella haya venido a visitarme, ya que me dejó unos libros en la tarde del día anterior a mi cumpleaños.

La cosa es que olvidé un detalle con Sofía, y es que no tengo su número de teléfono.

Y aunque bien podría ir a buscarla como una persona normal, no sé cómo podría tomar Eva que yo vaya a salir con su prima.

Si bien no estoy obligado a verla con otros ojos, y me han gustado chicas las cuales Eva ha conocido, creo que ahora como es su prima, podría ser más complicado para ella aceptarlo, precisamente porque tiene años esperando que yo la vea con otros ojos.

Ahora, la pregunta es, ¿me gusta Sofía?

Justo cuando estoy pensando en lo que acabo de insinuarme, suena mi teléfono.

Y, al parecer, es un mensaje de Sofìa, afortunadamente.

Sofía: Viernes en la noche, pero, ¿a qué hora, querido Rodrigo?

Rodrigo: Técnicamente tú me invitaste a salir, por lo cual tú deberías decirme a qué hora.

Sofía: A las ocho, ¿te parece?

Rodrigo: A las siete espero estés aquí, dejándome apreciar tus lindos ojos avellana.

Mierda, qué acabo de decir.

Sofía: A mí me parece que la que disfrutará seré yo, no se ven unos labios como los tuyos dos veces en la vida.

Okey, muy raro.

***

Luego de arreglarme, decirle a mi madre que saldré, ignorar sus preguntas sobre con quién y sobre si saldré con Sofía, y hacer absolutamente nada en mi teléfono mientras espero en la acera que esta llegue, veo como se acerca.

Tiene un vestido floreado, unas converse, y se llega a apreciar un poco de maquillaje en su rostro.

Se ve increíble.

Pero yo también me veo bien, la camiseta de la décima del Real Madrid es siempre una buena opción. No falla.

Cuando estamos bastante cerca, decido reparar en ella y confirmarme lo increíble que se ve.

—Aunque bien es cierto que yo te invité a salir, eres tú el que conoce Madrid, así que, ilumíname—dice con entusiasmo.

—A dos cuadras hay una pizzería muy buena. Allí iremos—digo tratando de ocultar lo nervioso que estoy.

Soy alguien que se pone nervioso en muchas circunstancias, sobretodo cuando tengo intereses románticos. Me vuelvo ridículo.

Pero esta chica me pone nervioso a un nivel que supera todo.

No decimos nada en el camino, y la pizzería no está ni a dos cuadras siquiera, así que no tardamos en llegar.

Es un restaurante para venir en familia, incluso tienen un parque para niños. Creo que no fue la mejor idea del mundo traer a una chica a comer en un restaurante para niños.

Luego de pedir una mesa y ordenar, ella habla:

—Me gusta tu camiseta, Rodrigo.

Y recuerdo que tengo una camiseta del Madrid, mientras que ella fácilmente podría parecer una modelo o algo parecido.

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