Capítulo 7

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Capítulo 7: Es parte del factor sorpresa.

11 de agosto del 2021.

Álvaro y yo consideramos que la mejor idea era ambientar todo en el balcón. Sacamos unas luces amarillas, pusimos flores, las velas que compramos y música romántica que no sabía que Álvaro escuchaba, porque yo me sabré a lo mucho dos o tres canciones románticas.

No sé en qué momento don numéritos aprendió a ser romántico.

—¿Cuánto tiempo les tomó hacer todo esto si se supone lo improvisaron?—pregunta Isabella quien no sale de su asombro.

—Te sorprenderías de lo que somos capaces de hacer Álvaro y yo cuando de verdad nos lo proponemos—digo con un aire victorioso al saber que le gustó como quedó todo.

—Buenas noches, enamorados. Espero les guste el vino—anuncia Álvaro mientras trae la botella para servirnos el vino carísimo que se molestó en comprar—Hola, Sofía, te ves muy linda hoy.

—Gracias, Álvaro. Debo agradecerte a tí también por todo esto que se armaron. Estoy verdaderamente impresionada.

—Todo idea de Rodrigo—dice Álvaro, quien me guiña un ojo.

»Permítanme un momento para traerles la comida—dice mientras sale rápidamente a buscar lo que preparó.

—No pensé que Álvaro cocinara—dice Isabella.

—Lo hace siempre que sus padres no están, incluso trabaja como mesonero en un restaurante a escondidas de ellos.

Álvaro es muy bueno con los números, sin embargo, empezó a estudiar economía por presión familiar, ya que cuando intentó darle a sus padres la idea de él haciendo otra cosa, rápidamente su madre dijo que primero tendría que morirse ella para que él dañara el legado de su familia.

Palabras más, palabras menos, pero algo así fue, según me contaron él y Angélica, su hermana.

Álvaro aparece con una sonrisa y dos platos de comida.

—Esta noche les traigo una pasta Rigatoni Alla Zozzona, receta que tardé muchísimo en perfeccionar—anuncia haciendo una pésima imitación de lo que supongo es un acento italiano.

—Álvaro, querido, no es por criticar lo que estoy seguro nos preparaste con tanto esfuerzo, pero esto es pasta con salchichas y queso pecorino encima—contesto sin poder evitar reír.

Sei stupido, come osi parlare così del cibo italiano—exclama fingiendo indignación en italiano.

»Recuerda lo que te dije, esto no decepciona—repite mientras alza sus manos y se va.

¿Qué carajo me dijo y cuando aprendió a hablar italiano?

***

Isabella y yo terminamos de comer, y debo admitirlo, las manos de Álvaro no decepcionan. De verdad necesita tener un restaurante en un futuro.

—Tengo el presentimiento de que no me invitaste a cenar esta noche solamente para tener el placer de comer algo preparado por Álvaro y ver como este te insulta en italiano—argumenta divertida.

—Presientes bien—digo mientras intento disipar lo nervioso que estoy en este momento.

—Te escucho—dice a la expectativa.

—Realmente no pensé en qué debía decir llegado este punto, pensé que mientras todo pasaba tendría un momento de iluminación divina y sabría exactamente qué decirte—aclaro con una risa nerviosa.

—No creo que sea realmente tan difícil decir lo que quieres decir. Anda, tú puedes—dice tratando de darme ánimos.

Ay, querida, no sabes cuánto me cuesta hablar estando nervioso.

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