Capítulo 9: Esta noche tengo algo para tí mejor que fumar.
POV of Rodrigo
28 de agosto del 2021.
—¿Vas a ir al cumpleaños de Álvaro?—pregunta mi madre, quien perfectamente sabe que soy capaz de evitar cualquier tipo de fiesta, hasta las de mis propios amigos.
—Sí, mamá, voy a ir. Esta vez sé que al menos no voy a quedarme solo por su casa mientras él ríe, canta, baila y goza—le aclaro sin despejar la mirada de mi cámara.
Estos días he salido a tomar una cantidad exagerada de fotos por la ciudad, sin embargo, no encuentro una que realmente me guste.
Quizás soy muy ambicioso con las fotografías que tomo, o muy pesado, las fotos no deberían ser perfectas, sino reales, que transmitan algo.
Ese debe ser el problema, estoy tomando fotos a nada cada vez que salgo.
Debería dejar de darle tantas vueltas.
—¿Qué opinas sobre que me lleve la cámara?—pregunto a mi madre.
—Opino que deberías darte un descanso, aún en verano piensas en la universidad.
—Eso es amor a la carrera que estudio—contesto riendo.
No dice nada y se va mientras me voltea los ojos.
Pienso realmente en dejar la cámara esta noche, ¿qué tantas fotos podría tomar en una fiesta?
No me da tiempo de pensar en mi pregunta cuando Isabella aparece por mi puerta.
—La pobre cámara ya debe estar nerviosa de tanto que la miras—dice en tono de burla.
—Estoy pensando si llevarmela hoy a la fiesta de Álvaro—declaro, ignorando su burla.
—Deberías darte un descanso, llevas toda la semana tomando fotos y aún no te gusta ninguna—argumenta.
—Puede que tengas razón.
—La tengo, que a tí te cueste aceptarlo es otra cosa—afirma riendo.
—Calla.
Quizás debería hacerle caso a mi madre e Isabella y darme un descanso de la fotografía, al menos por esta noche.
—Rodrigo, tú conoces muchísimo más a Álvaro que yo—comienza—Ayúdame a comprarle un regalo.
—Hay una cosa para cocinar que me dijo que hace mucho tiempo quiere, la venden muy cerca de aquí—respondo—¿Quieres que te acompañe?
—Menos mal entiendes las indirectas. Vamos.
***
Nos tardamos un poco más de la cuenta buscando, se supone cerca de mi calle lo vendían, pero justamente para hoy no lo tenían, así que tuvimos que ir a otro sitio.
—Es esto—digo mientras le señalo a Isabella.
—No digo lo que pienso sólo porque no sé su utilidad y tampoco soy cocinera, así que voy a pagarlo antes de arrepentirme—declara mientras trata de descifrar su función.
Intento persuadirla para ser yo el que pague, pero no me lo permite, argumentando que siempre soy yo el que paga todo.
Tiene un punto, pero tampoco es que gaste tanto. Su regalo es muchísimo más caro que una cena en Los Nonnos o un helado.
Estamos pensando que hacer, creyendo que tenemos tiempo de sobra, para ver la hora y notar que vamos muy justos.
Nos vamos en taxi a casa, y apenas llegamos nos dirigimos a arreglarnos, ya que le pedí de favor a Alessandra que nos llevara, puesto que vive cerca de aquí.
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La Única Excepción
Teen FictionCumpliendo con el mismo papel de los clichés románticos que me gusta leer, apenas la ví sentí un ansía por querer conocerla, aunque eso provocara un desastre a mi alrededor. Ella tenía el poder de destruirme en cualquier momento, sin embargo, prefir...