Kenma es capaz de percibir cosas que cualquier ser humano común no puede percibir; decidió tratar de ignorar esa capacidad especial para tener lo que él considera una vida normal. Sin embargo, al ver a un chico con un aura rebosante de positivismo...
Nota: El motivo de la demora fueron las entregas de fin de semestre, jamás en la vida había estado tan ocupada con los estudios, en este caso, con completar dibujos. De todos modos, espero conseguir organizarme mejor para retomar el ritmo de escritura... Debo confesar que, gracias a una de las clases que tome en la carrera de ilustración, que se llamaba "taller de narrativas", conseguí el impulso para trabajar en una novela original, así que sueño con que pueda ser publicada, quizá no este año, pero si el siguiente o en dos años más.
Por cierto, hice un dibujo que tengo en mi instagram, @nightray1997 sobre como luce el Yamaguchi de esta historia
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Disfruten, los quiero mucho
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Oikawa llegó al restaurante al cual su marido lo había invitado, Iwaizumi lo esperaba sentado a la mesa mientras leía algo desde un iPad, Tooru se apresuró ilusionado por tener una cita con su amado, tal y como lo hacían cuando eran más jóvenes, y al ponerse a su lado actuó como si fuera un joven desconocido que le estaba coqueteando, y le preguntó si podía "sentarse a su lado para hacerle compañía". Hajime se rió y le dijo que no tonteara, Oikawa se mantuvo en personaje y le preguntó el porqué, entonces Iwa le hizo un repaso de toda su historia juntos, desde cómo se conocieron, sus primeras citas, cuando decidieron vivir en el mismo departamento para posteriormente irse al extranjero para casarse.
Sin embargo, Iwaizumi omitió una parte de la historia, y Tooru supo que lo hacía para no verlo sufrir y darle una bonita velada, puesto que, luego de casarse, Oikawa adoptó al hijo de su fallecida hermana y lo crió, hasta que el pequeño antes de cumplir 5 años, fue víctima de un horrible crimen al salir al patio de su jardín de niños, un parque relativamente más amplio que un área para preescolares. Oikawa también prefirió no enfocarse en ese amargo recuerdo, era demasiado difícil no hacerlo, pero él consideraba que merecía ser feliz, y la memoria de su amado sobrino Takeru siempre lo atormentaba.
Mientras Hajime ordenaba un par de platos de atún guisado con sake y miso, sopa y cuencos de arroz, Tooru revisaba los mensajes del grupo de investigación, que eran a su juicio un completo caos imposible de entender. Algo irritado le preguntó a Kindaichi lo que estuvieron hablando, por medio de un mensaje de voz, Yuutaro se encontraba en su departamento de Tokio cocinando para él y Kunimi, cuando la notificación hizo vibrar su celular dentro del bolsillo de su delantal de cocina.
