Bakemono

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Un correo electrónico apareció en la bandeja de entrada de Yahaba, en la que la directiva de la editorial anunció la suspensión de las actividades presenciales hasta pasado el fin de semana, pues por cuestiones protocolares debían realizar una rev...

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Un correo electrónico apareció en la bandeja de entrada de Yahaba, en la que la directiva de la editorial anunció la suspensión de las actividades presenciales hasta pasado el fin de semana, pues por cuestiones protocolares debían realizar una revisión de sanidad profunda; si bien se habían encontrado insectos dentro del edificio, no eran tantos como los recordaban muchos testigos, sin embargo realizar una fumigación era necesario, pues debido a que se difundieron registros en video del incidente, la editorial si o si debía rendirle cuentas a los inspectores de salubridad. El trabajo sería remoto, pero al menos le dejaba tiempo libre a Shigeru para realizar sus labores desde cualquier punto, por lo que decidió empacar su portátil y tomar un tren a Sukagawa para continuar con la investigación.

Cuando llegó por la mañana, tomó un taxi hasta la calle donde estaba la casa ocupada por Kyoutani, y al pasar por el lado del automóvil de Kunimi y Kindaichi los encontró con los asientos echados hacia atrás, durmiendo ambos de lado mientras se tomaban de la mano; Yahaba no quiso despertarlos, pero si les tomó una foto para molestar a Akira por mensaje. Luego fue hasta la vivienda y tocó la puerta, pensó que tal vez era muy temprano para que Kentaro estuviera en pie, por eso dudó si debía tocar otra vez o esperar sentado hasta que despertara; no obstante Kyoutani abrió la puerta con mala cara, pues pensaba que solo era Kunimi queriendo meterse a la casa para relajarse a su costa, le sorprendió un poco ver a Shigeru de vuelta, y no supo si reaccionar con desconfianza o alivio.

—Buenos días —lo saludó el editor, Kentaro se quedó callado, verlo otra vez le traía muchas emociones contradictorias, como enfado por tratarse de un manipulador, culpa por haberlo lastimado con cigarrillos, y deseo por lo que hicieron antes de que le infringiera ese daño—. ¿Puedo pasar?

—No hay de otra —respondió Kyoutani apartándose para dejarle entrar.

—Con permiso —dijo Yahaba al inclinar la cabeza respetuosamente.

Shigueru entró y miró el interior de la vivienda, Kentaro había colocado algunos cuadros de la familia Haiba y Yaku en los sitios donde alguna vez estuvieron antaño, eso de alguna forma le dio a entender que, aunque fuese difícil, Kyoutani ya era consciente de que su propósito era ayudar en esa nueva investigación; ver esos cuadros para Yahaba significó "creo que ya no hay nada que esconder".

—¿Quieres algo de comer? —le preguntó Kentaro mientras el editor se instalaba en la mesa del comedor para encender su laptop.

—Te lo agradecería mucho.

—Compré un omurice a dos cuadras de aquí ¿Te gusta? —le ofreció, Shigeru sonrió, pero antes de disfrutar que estuviese siendo atento, su mente lo consideró sospechoso.

—Sí... —respondió con algo de cautela.

Mientras Kyoutani se iba a calentar el omurice en el microondas, Yahaba chequeó su correo para ver si le habían enviado notas y reportajes que revisar, o si tenía reuniones por videoconferencia con sus superiores, en caso de darse una tendría que buscar una pared blanca de esa casa para que Ushijima no identificara que estaba en un sitio que, tal vez, ya conocía. Revisando algunas cosas que tenía en su bandeja de entrada, su actitud volvió a ser la de la oficina, así que cuando Kentaro volvió con su desayuno, él no lo miró, y continuó revisando unos documentos; Kyoutani se quedó parado con el ceño fruncido.

Poltergeist/HaikyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora