Nota: Una disculpa, he intentado mantener mi ritmo de escribir a diario, y si, lo he logrado, sin embargo había contemplado que actualizaría en la quincena de septiembre este fic, pero debido a que septiembre es un mes muy activo para los chilenos (por las fiestas patrias), sumado a mi cumpleaños, el de mi sobrina, y un colapso nervioso que sufrí a mitad de mes y que me condujo a buscar ayuda psicológica, me tarde más de lo esperado. A pesar de todo estoy orgullosa de mi por haber formado el hábito de escribir todos los días, porque sé que a partir de ahora no dejaré de mantener este ritmo de actualización más constante, que antes podía tardar hasta medio año.
Muchas gracias por la paciencia.
Aquel bar en Sukagawa no era exactamente el lugar más prendido de la ciudad, en su mayoría había grupos de amigos con edades superiores a los 35 años, y personas más viejas charlando tranquilas mientras bebían un poco y comían, Kyoutani estaba en la barra de bebidas, el lugar perfecto para los solitarios que no tienen a alguien para compartir una mesa. Yahaba caminaba hacia él manejando el nerviosismo, llevaba ropas informales y un tanto deportivas, un estilo que no le gustaba nada, el cabello lacio, unos lentes de contacto marrón oscuro y la cara maquillada con productos cuyos nombres confundía, pero que había aprendido a usar en toda la semana practicando, y cogiéndole odio al agua micelar de mala calidad que compró para desmaquillarse, le irritaba la piel por todas las pasadas que tenía que dar sobre su cara.
De todas maneras consiguió lograr algo decente, rogando que con eso bastase para despistarlo y hacerle creer que no se habían visto una vez hacía varios días; en silencio se sentó a su lado, se sentía demasiado nervioso al pensar como podría acabar esa noche, su idea era simplemente charlar e intercambiar números, pero su parte más oscura y calculadora le decía que sería un fracaso no irse con él a la cama para engatusarlo y lograr que cooperara. Agachó la cabeza con vergüenza de sí mismo antes de pedirle una bebida al bartender, todo aquello era un atentado contra la ética que le enseñaron a tener en la universidad; por desgracia para él, no era sencillo conseguir las respuestas que quería siguiendo las reglas, y desde el inicio, desde su necesidad impulsiva de involucrarse en ese caso, supo que terminaría haciendo algo incorrecto.
Siendo justo consigo mismo, las circunstancias no le dejaban contactar con Kentarou de la forma legal, después de todo, la presencia de ese tipo no estaba ni siquiera oficializada en el país, su manera de sobrevivir era borrando su existencia usando la de otra persona que ya no residía en Japón, Shigeru no podía simplemente llamar a su número y pedirle una entrevista, con ello solo lograría que huyera. En cuanto le entregaron su trago bebió rápidamente para quitarse la presión de encima, y miró de reojo al objetivo, era ligeramente más bajo que Yahaba, parecía fornido, tenía algo de barba por no haberse rasurado, un poco de ojeras y delineador negro en los ojos, su cabello estaba teñido de rubio.
Era otro tipo que a simple vista no le llamaba la atención, aunque la última vez que alguien "no llamó su atención", terminó fornicando con aquella persona, no una, sino varias veces; le causaba culpa pensar en Watari cuando estaba mirando a Kentarou, a pesar de que no tuviera sentido creer que lo estaba engañando de alguna forma, pues no tenían nada oficialmente. Esa duda le trajo algo de ansiedad, ya que se preguntó lo que tendría que hacer si Shinji le pedía que su relación fuese más seria, en su posición no era correcto tener una pareja oficial, y por sobre todo era muy peligroso para su colega; sin embargo Yahaba era consciente de que su estúpida boca le diría que si a todo lo que le sugiriera.
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Poltergeist/Haikyuu
HorrorKenma es capaz de percibir cosas que cualquier ser humano común no puede percibir; decidió tratar de ignorar esa capacidad especial para tener lo que él considera una vida normal. Sin embargo, al ver a un chico con un aura rebosante de positivismo...