Aamon Walton -Editando ©

Demasiado bueno para ser verdad

Capítulo 17
Demasiado bueno para ser verdad

La castaña sostenía el arma cargada que le había entregado Aamon entre sus manos. Se encontraba un tanto nerviosa ya que nunca había sostenido un arma. Sus ojos no podían enfocar el blanco frente a ella claramente, a pesar de que Aamon había pintado uno enorme al frente.

El pelinegro se encontraba detrás de ella observando su accionar, ya que ella le había dicho que podía hacerlo sola. Sin embargó, esto no impedía que él se entrometiera de vez en cuando. Tenia que cuidar que no fuera a lastimarse.

—¡Apunta bien, puppet!— exclamó Aamon mientras veía a Leah apuntar al blanco equivocado—. El blanco es enorme y aún así no puedes verlo.

—No me grites, me pones nerviosa.

La castaña dejo salir un extenso suspiro entre sus labios, apretó el gatillo y disparó, cerrando sus ojos con fuerza, pero nada, no sé escuchó ni un sonido. Ni siquiera el estruendoso sonido que Leah esperaba después del disparo.

De pronto se escuchó una risilla detrás de ella lo que la hizo abrir los ojos y girar su vista hacia Aamon. El cual parecía batallar para no dejar escapar una carcajada. Al parecer algo le causaba gracias.

—¿De qué te ríes?— preguntó la castaña confundida.

—No crees que olvidaste algo antes de disparar—dijo el pelinegro señalando el seguro en el arma.

La castaña examinó el arma dando se cuenta de que está aún tenía el seguro—¿Por qué no me dijiste que tenía el seguro?

El pelinegro se acercó hasta ella manteniendo aún su sonrisa,  inclinándose para quedar a la altura de su oído.

—Porque dijiste que sabías lo que estabas haciendo.

—Eres un idiota— musitó la castaña apenas audible.

—¿Qué?

— Nada. Sí no querías enseñarme a disparar solo tenías que decir que no. Iré con Ana.

La castaña le devolvió el arma a Aamon y estaba apunto de irse. Pero este la abrazó por la espalda rodeándola con sus brazos. Y la giró nuevamente hacia el blanco. Empuñó el arma en sus manos junto con las de ella y apunto firmemente hacia el frente.

—Si no quisiera enseñarte no te habría dado un arma cargada en primer lugar—dijo el pelinegro en un susurro en la oreja de la castaña—. Ahora sácale el seguro y dispara, pero esta vez no tienes que cerrar los ojos yo estaré para protegerte.

La castaña apreto con fuerza la empuñadura del arma y quitó el seguro de la misma. Esta vez no sentía miedo de hacerlo, pues Aamon estaba para protegerla. Con un leve suspiró apretó el gatillo y el disparo salio golpeando directamente en el blanco.

El estruendo del disparo la hizo dal un respingo hacia atrás, chocando con el pecho de Aamon. El pelinegro le dio la vuelta haciendo que quedarán frente a frente. Él esperaba que la castaña estuviera asustada, pero al contrario está tenía una sonrisa.

— ¡Lo viste, dispare!¡No puedo creerlo, fue increíble!— exclamó la castaña con emoción. Había un extraño brillo en sus ojos.

Esta se alejó de Aamon y se acercó objetivo. Al ver que su disparo había dado en el centro, comenzó a realizar un extraño baile. El pelinegro solo la observaba con una sonrisa. Con uno de sus dedos, Aamon le hizo señas para que regresará hacia él.