Girl like you

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Capítulo 24
Girl like you

Todos en el lugar se encontraba organizados en columnas. Llevaban puesto unos de uniformes de color azul. Sin embargo, entre ellos estaba la castaña. Su uniforme era de un tono diferente y tenía una forma única.

Su periodo de prueba comenzaba formalmente, constaba de cuatro pruebas que eran:

1. Resistencia.

2. Habilidad.

3. Lealtad.

4. Sobrevivir.

Cada una de las pruebas determinaría quienes serían capaces de convertirse en recolectores. No importaba si durante ella alguien moría, solo los más fuertes podrían sobrevivir.

— Todos ustedes son solo insignificantes seres humanos— hablo el instructor—. Pero a partir de ahora, inicia su cambio para convertirse en alguien a quienes le temerán solo con escuchar sus nombres. Un recolector de inferno.

El hombre camino hacia el centro del lugar y se sentó en un extraño sillón que se encontraba ahí.

— Para ser recolector en inferno, no deben tener piedad o sentimientos, eso solo los debilitará— añadió el sujeto—. Sin embargo, algo que deben tener es  lealtad.

Todos prestaban atención a las palabras del sujeto; entrar a inferno era algo que muchos deseaban, especialmente Jae. Pero Leah solo deseaba volver con Aamon, o almenos eso se decía a si misma. Tal vez también anhelaba dejar de ser débil y depender de él para sentirse segura. Quizás era el momento de demostrarse a ella misma que era capaz.

— No importa si alguno de ustedes muere durante el camino, todo seguirá como si nada, así que no mueran.

Dijo el hombre de manera fría abandonando el lugar. A todos los participantes se les entrego una tarjeta roja, en esta venía escrita su prueba de resistencia. Ninguna de las pruebas era igual, algunas eran más difíciles qie otras, por así decirlo.

Jae se acercó a Leah para ver qué prueba le había tocado.

— ¿Cuál será tu prueba de resistencia, muñeca?— preguntó Jae.

— Resistencia “mute”— dijo la castaña con algo de confusión—. No sé qué quiere decir con “mute”.

Jae dejó escapar una pequeña risa y le quitó la tarjeta a la castaña para verla. Pensó que ella estaba bromeando, pero no, su prueba era resistencia “mute”. Solo dos recolectores habían pasado por esa prueba y sobrevivido.

Resistencia “mute” consiste en que todos los novatos del lugar te golpeen y torturen de diferentes  maneras durante treinta minutos. Durante este periodo de tiempo, al novato que le toque resistencia “mute”, tendrá que resistir todo lo que le hagan sin emitir ningún sonido o realizar ningún movimiento. 

—¿Qué es lo gracioso?

— Resistencia “mute” es una de las pruebas más difíciles. Si sobrevives, será un milagro, muñeca— informo Jae, devolviéndole la tarjeta—. No tuviste tanta suerte esta vez

La castaña frunció su seño confundida por la situación, no entendía nada y Jae no era de mucha ayuda. Lo único que si tenía claro era que la prueba no sería nada fácil. Podia deducirlo por la expresión del chico. Jae se alejó de ella y se dirigió al centro del lugar.

—¡Oigan chicos!— exclamó atrayendo la atención de los demás—. Tenemos una “mute”.

Todos los chicos del lugar empezaron a gritar y a hacer ruidos raros. Parecían una manada de animales salvajes. Por su parte, la castaña buscaba respuestas sobre la prueba que le tocaba.

Regresando con ella,  Jae se acercó a solo centímetros y le dijo cerca del oído: — Suerte mañana, muñeca— dijo antes de  marcharse.

Liam le había prometido a Aamon que nadie tocaría a Leah, sin embargo, estaba más que claro que él no cumpliría esa promesa. Las reglas son las reglas y si Leah no lograba resistir la prueba, no había nada que él pudiera hacer al respecto. Aunque seamos sinceros, Liam había manipulado las pruebas. De todos los hombres del lugar, a la única que le toca la resistencia “mute” es a Leah.

Al darle vuelta a la tarjeta, está tenía una inscripción que decía: “No permitiré que mueras”.

[…]

La castaña colgaba de unas cadenas que la mantenían apresada por cada una de sus extremidades. Estaba solo en ropa interior y debajo de ella había un montón de vidrios rotos. Era la hora de su prueba de resistencia.

El miedo se apoderó de ella al encontrarse con todos los chicos del lugar frente a ella. Su instinto le decía que hiciera algo, pero recordó su prueba de resistencia y  las reglas que se aplicaban a la misma: no podía emitir un solo sonido no realizar movimientos.

— Hoy es el día, Leah, dará su prueba— pronunció el instructor— No se limiten.

El instructor colocó un cronómetro en el suelo, dando inicio a la prueba. El primero en golpear a la castaña fue el individuo con el que había tenido un percance cuando llegó. El hombre golpeó su abdomen con un látigo flogrum, dejando varias marcas en Leah. El segundo golpe fue en el mismo lugar de las heridas recientes, pero esta vez con más fuerza que antes. Con todas sus fuerzas, Leah cerró los ojos, conteniendo un grito de dolor.

Algunas lágrimas salieron de sus ojos, pero no emitió ningún sonido, ni siquiera un gemido, ni un solo movimiento. Uno de los novatos le arrojó sal en las heridas de su abdomen, causándole un dolor inmenso. El tiempo seguía avanzando en el cronómetro, sin detenerse.

Por turno, cada uno de los novatos fue golpeando a la castaña, quién solo sufría en silencio sin hacer ningún sonido ni movimiento. Su mirada estaba empañada por el dolor de los golpes y algunas partes de su cuerpo se habían entumecido. La sangre cubría parte de su cuerpo. Los chicos no dejaban de golpearla mientras se reían y burlaban.

Solo quedaban dos minutos de su tortura y todo por fin acabaría. Su cuerpo ya no podía soportar más y estaba apunto de rendirce, pero su mente le seguía diciendo: solo un golpe más.

El último golpe se lo dio Jae, fue tan fuerte que la dejo aturdida por algunos segundos. A pesar de estar casi inconsciente, seguía escuchando las rísas de lo chicos. Entre todo el escándalo, escucho un sonido que le dio esperanza: el tiempo había terminado y, por ende, su tortura.

Lo último que escucho antes de quedar inconciente por completo fue la voz del instructor diciendo: “ La prueba a finalizado”.

Jae y el instructor bajaron a Leah de las cadenas y la llevaron a las duchas. Sin ninguna delicadeza, el instructor le lanzó un balde de agua fría, haciéndola reaccionar. Al volver a sus sentidos, la castaña empezó a llorar, dejando escapar el dolor que estaba aguantando.

— Eres fuerte, niña— le dijo el instructor—. Pensé que no sobrevivirias.

La castaña no pronunció palabra, no podía hablar. El dolor que sentía en su cuerpo se lo impedía. El instructor le dio la orden a Jae de llevarla a una tina con hielo para enfriar su cuerpo. Jae la cargó y la dejó dentro de la tina.

— Eres resistente, muñeca— dijo Jae mientras le echaba más hielo a la tina de metal—. Todos pensábamos que habías muerto.

En tono bajo, la castaña respondió: — No les daré el placer de verme morir.

La castaña se sumergió completamente en el agua, su cuerpo tenía varias marcas de los golpes. El frío del hielo convinado con el agua empezaban a calmar su dolor. Jae la abservaba fijamente sin decir una palabra.

Todas las cicatrices de su cuerpo quedaron como testimonio de la persona en la que se había convertido; un nuevo comienzo.

Las heridas siempre sanan….

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Chicos,¿qué les pareció este capítulo?

Besossss ❤️

Aamon Walton -Editando ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora