Poker face

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Capítulo 26
Poker face

Eran más de media noche y Leah, junto a Aamon y Jae, se encontraban en la parte trasera de inferno. El lugar donde estaba parecía una carnicería.

El sitio tenía las paredes cubiertas de sangre que parecía reciente. Justo allí también se encontraba una mesa llena de distintas herramientas: un enorme cuchillo de carnicero manchado de sangre, una sierra, unas tijeras de jardinero y una pinza enorme; todas ellas empapadas de sangre. La atmósfera era lúgubre y se podía sentir un escalofrío recorriendo sus espaldas.

El lugar era notoriamente frío, el aire era espeso y había un extraño olor a humedad impregnado en el ambiente, combinado con el penetrante olor metálico de la sangre. El suelo estaba lleno de pequeñas ratas que correteaban de un lado a otro, así como también algunas pequeñas cucharachas.

En medio de aquel lúgubre lugar se encontraba un hombre atado a una peculiar silla eléctrica.  Sus manos, inmovilizadas en los reposabrazos, lo mantenían prisionero. Sin embargo, lo más intrigante era un casco que aprisionaba su cabeza, impidiéndole cualquier tipo de movimiento. Dentro de su boca, una mordaza con una pequeña pelota de color negro silenciaba  sus gritos de impotencia.

Aamon se acercó a la mesa de herramientas y tomó las pinzas. Las elevó unos centímetros para verlas bien y las abrió y cerró dos veds para probarlas. Leah y Jae solo observaron atentamente sus movimientos.

—¿Qué estamos haciendo aquí?— preguntó Leah acercándose a él.

Con una sonrisa astuta, el pelinegro giro su cuerpo hacia ella y respondió: —¿Qué crees que haremos en este lugar, puppet?— preguntó Aamon—. Ves ese hombre de ahí— dijo señalando con la cabeza. Leah, intrigada, miró al hombre señalado por Aamon y asintió—. Bueno, convertiremos a ese hombre en dinero  esta noche— dijo Aamon con  confianza y determinación.

—¿En dinero?— preguntó Jae, confundido.

Sin contestar a la interrogante de Jae, Aamon dejo las pinzas sobre la mesa y tomó un cuchillo de carnicero. Camino hacia él hombre atado a la silla, lo observó fijamente y acarició el filo del cuchillo con su dedo. Con firmeza, agarró el mango del cuchillo y lo dejó caer sobre la mano del hombre,  mutilandole un dedo. El hombre apretó los dientes, mordiendo la pelota que tenía en la boca para contener el dolor.

El pelinegro soltó una carcajada y dijo: — Amo escucharlos gritar— miro a Leah y Jae y les dijo:—Quiero que lo maten, y más les vale que sufra—. Añadió arrojando el cuchillo a los pies de Jae.

El pelinegro caminó hacia la oscuridad y se apoyó en una esquina del lugar. Leah y Jae se miraron el uno al otro y desviaron sus miradas hacia el hombre.

—¿Crees poder hacerlo?— preguntó Jae.

La castaña dirigió su mirada hacia Aamon, que la miraba fijamente. Mordió su labio inferior y regresó su mirada a Jae. Aún había algo en su interior que le decía que no lo hiciera, pero otra parte de ella le gritaba que si. Durante unos segundos, se perdió en sus pensamientos hasta que la voz de Aamon resonó nuevamente.

— El tiempo corre, puppet.

La castaña soltó un suspiro y, con pasos temblorosos, se dirigió hacia la mesa y tomó las tijeras. La estuvo observando durante unos segundos. Miró al hombre, quién la observaba temblando con una mirada llena de terror. Leah volvió a mirar a Aamon, quién le hizo una señal para que lo hiciera. Sin otra opción, se acercó al individuo y, cuando estuvo lo suficientemente cerca, le dijo: “ Lo siento”. Dicho esto, mutilo los  cuatro dedos del sujeto de un solo golpe.

La sangre le salpicó el rostro a la castaña. Esto le provocó unas náuseas inmensas, sin poder aguantar más intentó salir corriendo, pero al darse la vuelta cochó contra el pecho de Aamon.

—¿A dónde vas, puppet?— preguntó Aamon. La castaña lo observó con sus ojos apunto de llorar.

—No puedo hacerlo— confesó Leah. Su expresión de tristeza parecía ser algo fingida.

Aamon acarició el cabello de la castaña y con una sonrisa le dijo: — Ya lo sabía, sigues siendo Leah.

— Perdón.

— No te disculpes, podrás hacerlo pronto— repitió Aamon—. Desvió su mirada hacia Jae y le ordenó—. Tú hazlo. Quiero su corazón, riñones y pulmones intactos. O tomaré los tuyos— añadió el pelinegro.

Sin titubear ni por un segundo, Jae se puso en cuclillas y tomó el cuchillo que Aamon le había arrojado anteriormente. Caminó lentamente hacia el hombre, mostrando una sonrisa siniestra, y colocó el cuchillo justo en su cuello.

Cuando estaba apunto de acabar con el sujeto, Leah intentó escapar, pero Aamon la detuvo, obligándola a presenciar la escena. Jae acercó aún más el cuchillo al cuello del sujeto y presionó con fuerza, deslizándolo lentamente por su cuello. Una línea de sangre se dibujaba a medida que el filo del cuchillo se alejaba del cuello del sujeto.

La sangre de la herida salpicó el rostro de Jae. Leah no podía apartar la mirada de la escena, por más grotesca que le pareciera. Era como si su cuerpo no pudiera reaccionar. Aamon dejó ver una sonrisa al igual que Jae.

— A si es como se hace, ¿lo viste, puppet?— dijo Aamon, elevando el rostro de la castaña.

Con el mismo cuchillo, Jae comenzó a mutilar las extremidades del sujeto. Luego, Jae arrancó el corazón al hombre y se acercó a Leah y Aamon mientras lo sostenía. Estaba cubierto de sangre y del corazón caían algunas gotas.

—¿Te gusta?— le preguntó Jae a la castaña refiriéndose al corazón.

Leah, un tanto asqueada y enojada, le dio un puñetazo en el rostro.

—¡Eres un idiota, Jae!— dijo alejándose de Aamon—. Aamon, iré a limpiarme— añadió la castaña, para salir del lugar.  Al darse la vuelta, una sonrisa se dibujó en sus labios.

Antes de que se alejará más, Aamon la detuvo y le susurró algo que solo ellos dos pudieron escuchar. Después de esto, ella abandonó el lugar.

— Te pareces a mí— dijo Aamon — . Pero si continúas tan cerca de Leah, acabaré contigo.

El pelinegro salió del lugar, dejando a Jae solo allí. Jae se quedó observando la salida, su mirada delataba enojo.

No sería fácil ganarse la confianza de Aamon.

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Hola chicos, perdon por no haber publicado nada estos días, pero tenía un bloqueó.

Espero les guste este capítulo.

Besossss ❤️

Aamon Walton -Editando ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora