"Yo no le tengo miedo a nada, pero todavía no me explico por qué tiemblo cada vez que te veo"🥀
☆*: .｡..｡.:*☆☆*: .｡..｡.:*☆☆*: .｡..｡.:*☆
Cuando Caitlin Snow está harta de que todas las personas a las que decide entregarle su corazón mueran, decide ir...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
☆*: .｡..｡.:*☆❁❁❁❁☆*: .｡..｡.:*☆
En un rincón oscuro y sombrío de la guarida de los rebeldes en Tierra X, Darya avanzaba con pasos cautelosos, su corazón latiendo con una mezcla de anticipación y ansiedad. El aire estaba cargado de tensión, como si el mismo universo pudiera sentir el peso del encuentro que estaba por ocurrir. La atmósfera a su alrededor parecía sostener la respiración, esperando el momento en que el destino se tejiera una vez más.
La tenue luz de una vela parpadeaba en la habitación, iluminando débilmente la figura en la cama. Era Ana, su hermana, cuya vida había estado suspendida en un sueño profundo desde que su alma fue arrebatada. Pero ahora, gracias al valiente viaje de Darya al mundo de las almas, Ana había regresado, su espíritu había sido reunido con su cuerpo en un acto de sacrificio y amor inmenso.
Darya había dejado una parte de ella en ese mundo, pero, a cambio, había recuperado algo mucho más importante.
Darya se acercó con cuidado, su corazón latiendo con la mezcla de emoción y miedo. Se sentía como si estuviera al borde de un abismo, a punto de saltar hacia lo desconocido. Cada paso estaba imbuido de años de lucha, dolor y esperanza. Cada mirada, cada caricia que compartieron en su infancia, ahora resonaba en el aire, enredándose con la bruma de los recuerdos.
Siendo sombríamente manchados con las decisiones que Darya tomó en el pasado, creyendo que eso las salvaría, sin saber que, al entregarse al gobierno, solo estaba cavando la fosa de su propia perdición.
Ahora, esa fosa estaba llena de cadáveres de otras personas, caminaba sobre esa tierra húmeda, hacia donde su hermana se encontraba, todo el sacrificio, todo el dolor, todas las muertes, todo debería tener una razón de ser y para Darya, esa razón era ese momento.
El corazón de Darya latía con fuerza mientras se sentaba al lado de la cama de Ana. Sus dedos temblorosos rozaron suavemente la mano inerte de su hermana, y una oleada de emoción recorrió su ser. Las lágrimas amenazaban con escapar de sus ojos, pero Darya luchó por mantener la compostura. Había esperado tanto por este momento, había enfrentado peligros inimaginables, y ahora estaba aquí, frente a su hermana, que finalmente había regresado a ella.
—Ana—susurró Darya con voz temblorosa, sus palabras como un suspiro en la quietud de la habitación—He venido por ti. He luchado, he buscado, he desafiado a los mismos confines del universo para traerte de vuelta.
Se sentían como palabras vacías luego de que fuera ella quien la mando a ese confín del mundo.
Sus palabras resonaron en el aire, y Darya pudo sentir la presencia de su hermana a su alrededor, como un eco suave pero poderoso. La habitación parecía vibrar con la intensidad de su conexión, como si los lazos del corazón pudieran trascender incluso la barrera entre la vida y la muerte.
