- Cel, ¿qué te pasa?
- Má... Es que el amigo de Verónica, Franco, dice que mi papá no está muerto.
- Seguramente lo dijo para molestarte... - Lucero trató de tomarlo con mucha calma ¿Era cierto lo que acaba de oír?
- ¿Crees qué papá esté vivo?
- No, Cel, él ya no está. -dijo más para convencerse ella misma, que a Celeste. No habría razón para que un niño dijera semejante mentira, y mucho menos una que llegase a lastimar aún más a su hija. - Lo mejor será que nos vayamos.
- Má, hay un día de padres e hijos en dos semanas.
- ¿Quieres asistir? Podrías hablar con Adrian para que te acompañe.
- ¿Tú crees que él quiera ir conmigo? Papá siempre iba, ¿lo recuerdas? Pasábamos un día muy padre.
- Claro que querrá ir contigo, Cel, habla con él. - Adrian fue compañero de Fernando desde la preparatoria. No eran muy buenos amigos, puesto que antes de que Fernando conociera a Lucero, él era la pareja de Lucero.
- De acuerdo. - No dijeron nada más hasta llegar a casa, la escuela de Celeste era relativamente cerca a su casa. Lucero fue directamente a su cuarto por el número telefónico de Adrian.
- Aquí tienes, Cel. -marcó el número en su teléfono, y se lo pasó a Celeste.
- ¡HOOOLA, TÍO ADRIAN!
- ¡Hola, princesa!
- Llamaba porque quería invitarte a que fueras a un día de padres e hijos en mi escuela.
- ¿Ir contigo?
- Sí.
- ¿Cuando es?
- Es en dos semanas.
- Claro que voy, princesa. Pero antes de cortar, ¿está tu mamá cerca?
- ¡Graciaaaas! -sonrió - Ajá, espera. -le pasó el teléfono a Lucero y susurró que Adrian quería hablar con ella.
- ¿Bueno?
- Me debes una, Lucero.
- ¿Me vas a cobrar por hacerle un favor a mi hija? -bromeó.
- Pero eres consciente del favor, ¿no? Yo ya sé cómo hacerte pagar.
- ¿Cómo?
- Yendo conmigo a Cancún. Los detalles del viaje te los doy cuando nos veamos.
- Adrián, no puedo dejar mi trabajo botado.
- Vamos Lucero, serán vacaciones para entonces. Celeste amará ir.
- Hablaremos de eso cuando nos veamos, muchas gracias por todo lo que haces por mi hija.