XVI

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Caminaron de regreso a la habitación de Lucero en completo silencio,con una angustia y ansiedad inexplicable.

Celeste se encontraba metiendo algunas de sus prendas en su pequeña mochila.

- Celeste. - Fernando entró a la habitación. - ¿Estás bien?

- . - respondió cortante; como toda niña pequeña enfadada.

- ¿Quieres hablar conmigo de lo que sucedió con tu mamá hace un rato?

- No, estoy haciendo algo. - señaló su ropa sobre la cama.

- Ese algo no es tan importante como la disculpa que tienes que ofrecerle.

- No hagas que tu hija se humille, Colunga. - irrumpió una voz masculina. - No cuando ella no tiene la culpa de tu cobardía.

- Cállate, Adrián. - espetó con dureza.

- Me callo, no porque te haga caso, sino porque quiero que seas quién hable. Quiero que Celeste escuche la razón por la que la abandonaste.

- No seas tan ridículo, lárgate.

- Celeste necesitará de alguien que la consuele después de que decida no volverte a ver.

- Si eso llega a pasar, Lucero se encargará de eso.

- Lucero es una tonta cegada por un amor que jamás le diste.

- Agradece que mi hija está presente, porque de no ser así, te juro que te mato, AdriánAhora, largo.

- ¿Que me largue? ¿Estás viendo en dónde estoy? El derecho de defender a Celeste y a Lucero de un mentiroso como , me lo gané. Aceptaron venir conmigo a Cancún, por lo cual te exijo que las dejes en paz. Se me hace raro que a la fecha Lucero no te haya dicho que está en una relación conmigo. Me eligió como la persona que estará a su lado por mucho tiempo; no seré tan estúpido como para dejarla ir.

Te tuve y te perdí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora