Promesas rotas

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—Beau, ¿y si lo dejas así? Puedes irte ya.

McKayla me miraba exasperada mientras me echaba de la tienda. Probablemente me había hablado antes y no le había puesto atención. Durante la semana había estado mejorando mis interacciones sociales, casi lograba poner atención a quienes me hablaban, pero a veces mi mente simplemente se iba de vacaciones.

En ese momento sólo había dos clientes en la tienda, había sido una tarde lenta y aburrida con poco trabajo. Los dos clientes llevaban ya bastante rato ahí, revisándolo todo y comparando los pros y contras de las marcas de mochilas y botas para senderismo. De vez en cuando alardeaban entre ellos sobre sus historias de acampada, cada vez más exageradas. El hombre insistía en haber escalado varias montañas sin arnés, y la mujer en haber nadado unos rápidos sin chaleco salvavidas. Dejé de ponerles atención a los dos minutos de haber empezado a hablar.

—En serio, no me importa quedarme sola, en esta época las ventas son flojas. Cerraré en cuanto estos dos se vayan — murmuró señalando con un movimiento de la cabeza hacia los excursionistas, que seguían alardeando.

—Te lo juro, he visto muchos osos en mi vida, los grizzly son enormes, pero nada, en serio, nada comparado con esta bestia —decía el hombre. Parecía de unos treinta años y un poco más, barbudo, y estaba bastante entusiasmado.

—Imposible. Probablemente los osos que dices haber visto eran oseznos, te encontraste con un oso adulto y no lo superas —se burló la mujer rubia.

—No, no, sé lo que vi. Era gigantesco, como de película, y además era negro como la noche. Creo que le avisaré a la guardia forestal porque no estaba arriba en la montaña, si no bastante cerca del sendero —el hombre hizo un gesto para describir la altura del animal, poniéndose de puntillas y levantando el brazo. La mujer puso los ojos en blanco.

—Sí, claro. Apuesto a que algo fumaste y no te cayó bien. ¿McKayla? ¿Esta mochila es impermeable?

—Nos vemos el lunes —murmuré a mi compañera mientras recogía mis cosas y ella iba a atender a los clientes.

—Sí, esta y esta otra.

—Eh, Mc, ¿has escuchado de avistamientos de osos negros cerca de aquí? —preguntó el hombre, sonando ansioso.

—No, pero por si acaso, tenemos esta mochila para guardar la comida, es a prueba de osos y... —salí por la puerta y ya no escuché más.

Salí al aguacero y me cubrí con la chaqueta mientras corría hacia el calor de mi camioneta. Una vez dentro medité qué hacer a continuación. No tenía ganas de volver a la casa vacía de Charlie, sobre todo después de la terrorífica pesadilla de la noche anterior.

Era una pesadilla curiosa porque realmente no tenía nada de terrorífico, no se moría nadie, nada me atacaba o me perseguía, ni siquiera aparecía desnudo en medio del baile de graduación o algo así. Simplemente era yo, corriendo sin rumbo a través de un bosque interminable y oscuro, con la luz justa para ver a un metro de distancia y no más allá. Estoy buscando algo y por más que intento correr avanzo muy lento, como si me moviera en melaza. Lo más aterrador es el silencio absoluto. Nunca encuentro lo que busco y me despierto de repente sintiendo que no puedo respirar en el mar de árboles.

Moví la cabeza como para ahuyentar los recuerdos de mi pesadilla y empecé a manejar sin rumbo por el pueblo. Fui a la tienda a comprar leche, que se había acabado. Pasé a la oficina de correos a ver si teníamos paquetes, que no teníamos. Visité la estación de gasolina y rellené mi camioneta. Y luego me quedé sin nada que hacer.

"Será como si nunca hubiera existido".

Las palabras me atravesaron y aspiré aire sonoramente para no ahogarme. Que estupidez. ¿De verdad pensaba que olvidaría tan fácil? Se había llevado los recuerdos físicos, como las fotos y la música, pero lo que había vivido en esos meses, los mejores de mi vida, no podía llevárselo en una bolsa de basura. Las manos empezaron a hormiguearme y el corazón me latía con fuerza en el pecho. Me dirigí a la orilla de la calle y aparqué, reconociendo el ya habitual ataque de pánico. Respiré profundo varias veces y cerré los ojos, estaba aprendiendo a controlarlo.

Luna Nueva (Versión Vida y Muerte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora