La Secta

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Pasó una semana y todavía me sorprendía cada vez que despertaba por la mañana y me daba cuenta de que seguía vivo. Aun así, no me tranquilizaba hasta que veía o escuchaba a Charlie y me aseguraba de que también había sobrevivido la noche. Él se daba cuenta de que algo me pasaba pues andaba distraído y daba un salto cuando me tomaba desprevenido, pero lo atribuyó a la experiencia con los lobos gigantes y no me preguntó, probablemente pensando que el susto era un buen castigo por haberle desobedecido.

El estado de terror constante me distrajo del hecho de que Julie andaba por ahí ya recuperada y aún no me había llamado, pero cuando me relajaba lo suficiente lo pensaba y me daba cuenta de que la extrañaba muchísimo. Volví a meterme en la encrucijada en la que estuve la noche del cine: si la buscaba, la alentaba. Y si no lo hacía, ella podría desechar sus sentimientos, pero a mí me hacía mucha falta.

Además, antes solía olvidar por un rato la depresión cuando estaba con ella, debido a sus risas, sus historias y sus chistes. Ahora aparte de deprimido, estaba muerto de miedo. Por otro lado, también tenía curiosidad: ¿había arreglado las cosas con Embry o no? Había esperado que me llamara el lunes para contarme, pero ya era sábado y no había sucedido. El martes había llamado yo, pero nadie contestó. O no había nadie en la casa, o las líneas estaban mal de nuevo, o Bonnie había adquirido un identificador de llamadas. El miércoles lo volví a intentar con el mismo resultado.

El jueves pensé en ir después de clase, pero me sentía tan desolado que después de pasar un rato en la camioneta, me bajé y me metí a casa. También me frenaba el saber que tanto Lauren como Victor andaban por ahí, y que, si me seguían, podía llevarlos directo a la reserva como si los invitara a cenar a un restaurante. En realidad, lo mejor que podía hacer Julie en estos momentos era evitarme

Lo que más me carcomía era lo incapaz que me sentía al pensar en alguna forma de proteger a Charlie. Podía irme, como la vez anterior, pero no estaba seguro de que eso funcionara porque igual podían matar a Charlie por descarte cuando vinieran a buscarme a casa. En cambio, si me encontraban, tal vez lo dejarían en paz. La preocupación me hacía doler el estómago todo el tiempo.

Y entonces, el viernes, mientras conducía a casa, lo entendí. Julie me estaba evitando a propósito, eso era claro. Pero me había prometido que, amigos o no, estaría siempre conmigo. Tenía que haber algo que la estuviera obligando a evitarme, y Charlie había dicho que la había visto discutiendo con alguien frente a la tienda. Tenía que ser Samantha.

Había pasado una semana concentrado en evitar la muerte por venganza de dos vampiros sedientos y no había logrado sumar dos más dos. Era claro ahora, Sam la había abducido a su secta, tenía que ser eso. Fuera lo que fuera que hacía con las muchachas de la reserva, lo había logrado ya con Julie también, y así como yo quería protegerla a ella de los vampiros vengativos, ella me estaba protegiendo a mí de Sam. Por eso no me respondía las llamadas... el alivio me inundó por un minuto, antes de esfumarse de nuevo.

Llegué a casa y me puse a dar vueltas en la sala igual que antes, mientras pensaba. Había pasado casi una semana desde mi encuentro con Lauren, ya debería haber hablado con Victor para entonces. Y si no había venido por mí, significaba que no era prioridad, o que Lauren le había explicado que yo no era tan importante para Edythe como pensaban y que no valía la pena asesinar a una simple mascota olvidada.

Y Julie estaba en peligro con Sam. No sabía si usaba drogas, por ejemplo, para mantener a las chicas bajo su mando. O amenazas. Tenía que hacer algo. Dejé de dar vueltas y llamé por teléfono a Charlie a la comisaría.

—Jefe Swan — contestó en persona.

—Papá, soy yo.

Debió haber escuchado algo en mi voz porque preguntó con premura.

Luna Nueva (Versión Vida y Muerte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora