El visitante

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Aspiré el aire de una forma muy ruidosa y poco digna cuando mi cerebro procesó quién era el visitante que invadía la sala de mi casa. Aunque tenía la misma piel pálida, carecía del cabello y los ojos rojos que, con terror, esperaba ver. No era Victor. Pero tampoco era Carine.

Julie se tensó frente a mí y dobló un poco las rodillas, preparada para saltar.

—¡Archie! —exclamé aún sin poder creer lo que veían mis ojos. Él no me observaba a mí, si no a Julie, y parecía extrañamente sorprendido.

Julie se envaró de nuevo, indecisa.

—¿Lo conoces? —me preguntó sin apartar la vista del vampiro, que vestía todo de negro, con una chaqueta de cuero.

—¡Sí! Es Archie, te hablé de él, todo está bien —le aseguré, deseando, con un poco de remordimiento, que se marchara de una vez para poder hablar con él.

—¿Estás seguro? —insistió.

—Sí, completamente. Pero puedes quedarte, si quieres... —aventuré para calmar mi culpa.

—No —cambió de posición y se puso a mi lado, rodeándome los hombros con un brazo —. Tengo que hablar con Sam. Peligroso o no, igual cambia las cosas. Luego te explico. Voy a dejar mi ropa en tu camioneta. Estaré vigilando.

Lanzó la última advertencia mirando directamente a Archie, y luego sin previo aviso, me dio un beso en la mejilla y salió por la puerta.

Me quedé ahí, de pie, sin moverme, esperando que Archie reaccionara, aún no estaba del todo seguro de que realmente estuviera ahí. Él seguía mirándome aturdido, lo cual no tenía ningún sentido en alguien que podía ver el futuro. Dio un paso hacia mí.

—¿Beau? ¿Qué haces aquí? —preguntó en tono de sorpresa, así que supe que no estaba malinterpretando su expresión.

—Yo vivo aquí —contesté confuso.

—Ya lo sé, idiota. ¿Pero cómo es que estás aquí? —ahora también parecía algo molesto, lo que me confundió más.

Me mente respondió que había venido en mi camioneta, pero estaba seguro de que no era eso lo que esperaba oír y que me estaba perdiendo de algo. Y entonces junté las piezas y por fin entendí el motivo de su visita.

—Me viste saltar...

—Saltar y caer —sacudió la cabeza con furia —. Le dije que esto podría llegar a ocurrir, pero no me creyó. "Beau me lo prometió" —remedó su voz con un dejo de burla —. "Ni se te ocurra seguir husmeando en su futuro, ya le hicimos suficiente daño".

El agujero en mi pecho ardió como un incendio conforme hablaba.

—Y dejé de mirar, juro que lo hice, pero no significa que se deje de ver. Ya estaba en sintonía contigo y aparecías en mi mente de vez en cuando. Te vi ir al cine. Te vi cargar una chatarra en tu camioneta. Te vi preparar pescado en salsa para Charlie. Traté de ignorarte, pero entonces te vi saltar y no dudé en correr a subirme a un avión. Sabía que sería demasiado tarde cuando llegara, pero no podía... —su voz tembló un poco —. Tenía que despedirme porque no pude la última vez. Y ayudar a Charlie en lo que pudiera. ¡Charlie! ¿Cómo pudiste hacerle una cosa así? ¿Tienes alguna idea del sufrimiento que pudiste haberle causado? Y a mi hermana. Y a tu madre. Y a mí. ¿No pensaste en lo que Edythe...?

—No. Cállate — exigí levantando una mano en cuánto pronunció su nombre. No podía dejarlo continuar, sobre todo al darme cuenta de la confusión en la que se encontraba. Era hora de sacarlo de ahí —. Archie, no estaba suicidándome.

—¿Me vas a decir que no saltaste de un acantilado? —preguntó entrecerrando los ojos.

—Sí salté, pero no me estaba suicidando. Fue por diversión. Algunas personas de la reserva lo hacen. Sólo estaba aburrido —le expliqué.

Luna Nueva (Versión Vida y Muerte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora