Pasó el lunes y Julie no llamó.
El martes la llamé al volver del trabajo. Contestó Bonnie de inmediato y me dijo que Julie seguía en cama. Me entrometí en lo que no debía y le pregunté si la había llevado al médico. Me contestó simple y llanamente que sí, sin darme más información sobre su estado o su diagnóstico, y lo peor es que ni siquiera sonó a verdad.
Volví a llamar varias veces el miércoles y el jueves, pero nadie me contestó. El viernes me sentí demasiado ansioso como para siquiera intentarlo. El sábado no lo soporté más y apenas Charlie salió, manejé hasta La Push sin haber recibido la maldita invitación, pero la casita roja estaba vacía. La rodeé por completo y me asomé por las ventanas, pero fue en vano.
Eso me asustó, cabía la posibilidad de que Julie estuviera tan enferma que hubiera tenido que ser internada en el hospital. Así que me dirigí hacia allá, pero el hombre que atendía en la recepción me indicó que no habían estado allí ni Julie ni Bonnie. Volví a casa sintiéndome derrotado.
Cuando Charlie volvió temprano del trabajo me encontró dando vueltas por la pequeña sala como un animal enjaulado. Le pedí que llamara a casa de los Clearwater y preguntara si sabían algo. Esperé con ansiedad mientras charlaba con Holly, sin que hubiera mencionado aún a Julie. Al parecer, era la misma Holly quien había estado en el hospital para someterse a unas pruebas cardíacas. La frente de Charlie se llenó de arrugas por la preocupación, pero Holly se burló de él y lo hizo reír. Hasta al final mencionó a Julie, pero era Holly quien hablaba y Charlie sólo decía "sí" o "ajá". Empecé a mover el pie rítmicamente contra el suelo, impaciente, hasta que Charlie me dirigió una mirada severa mientras se despedía.
—Holly dice que ha habido un problema con las líneas telefónicas —explicó después de colgar —. Que algunos de los teléfonos funcionan y otros no, por eso no han contestado las llamadas. Y que Bonnie llevó a Julie al médico local, que le diagnosticó el virus llamado mononucleosis. Le indicaron reposo absoluto y nada de visitas.
Mi expresión debió ser de completa desolación porque añadió, suavizando el tono.
—Haznos un favor a todos y sé paciente. Se pondrá bien pronto y ya la tendrás dando vueltas por aquí de nuevo.
No quise molestar más a Charlie, sobre todo después de verlo tan preocupado por Holly. Subí a mi habitación y seguí su consejo de ser paciente mientras esperaba que la vieja computadora se encendiera y se conectara a internet. Tecleé "mononucleosis" pero lo que apareció no tenía mucho sentido.
Decía que se le conocía como "la enfermedad del beso" y que se transmitía por saliva, lo cual no parecía probable en el caso de Jules, a menos que anduviera besándose por ahí y no me lo hubiera contado. O tal vez había compartido una cuchara con alguien, qué sabía yo. Los síntomas incluían fiebre, que claramente tenía, y otros que no me sonaron lógicos, como dolor de garganta y cansancio extremo. No le dolía la garganta ni estaba cansada el día que fuimos al cine. Además, decía que la irritación en la garganta era el primer síntoma en aparecer.
Lo peor de todo es que podía durar hasta un mes, y apenas llevaba una semana enferma. Me hundí en la silla, sintiendo la nube negra sobre mi cabeza de nuevo. Me pregunté por qué Bonnie no permitía las visitas, no decía que fuera una enfermedad muy infecciosa. Y Jules se volvería loca un mes encerrada en casa con su madre. Decidí que le daría una semana más y luego volvería a intentar acercarme
La semana se me hizo eterna, me sentía flotando en el aire sin poder poner los pies en el suelo. Revisaba los mensajes en el contestador, pero estaba vacío. Hice trampa y el miércoles volví a llamar un par de veces. Nadie contestó. Estaba muy solo y sentía la depresión avanzar por mi cuerpo poco a poco. Al alejarme de Julie, y por ende, de todas las otras distracciones como las motos o las tardes de estudio, todo lo doloroso que estaba reprimiendo volvió con fuerza. Volví a tener ataques de pánico antes de dormir, y pesadillas terribles después. Pasé un par de días comiendo lo mínimo y me alegré cuando por fin llegó el sábado.
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Luna Nueva (Versión Vida y Muerte)
Roman pour AdolescentsBeau ha pasado el mejor verano de su vida en compañía de su novia Edythe. Sin embargo, enamorarse de una vampira tiene sus peligros, y no tiene ni idea de que lo peor está por llegar.