Epílogo: El Tratado

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Casi todo estaba volviendo a la normalidad un paso a la vez. Seguía con algunas secuelas de la depresión anterior como ansiedad de vez en cuando y pesadillas ocasionales que solían desaparecer una vez que abría los ojos y veía a Edythe atenta a mi lado. Ya no se separaba de mí por las noches a menos que yo se lo pidiera. 

Por otro lado, el hospital había vuelto a contratar a Carine, recibiendo con alegría la noticia de que a Earnest no le había gustado la vida en la gran ciudad y prefería el ritmo de este pueblo tan tranquilo. Archie y Edythe seguían yendo a clases y mantenían sus notas de siempre, incluso estaban en mejor posibilidad de graduarse que yo, porque había perdido un examen de cálculo el lunes que volví de Italia.

Otra preocupación se había añadido a mi vida pues ahora el único tema de conversación entre jóvenes y adultos era el asunto de la universidad. No se hablaba de nada más en el instituto, todo el mundo estaba preocupado por sus probabilidades para ir a esta o a la otra facultad. En mi caso, la universidad no era más que un insignificante Plan B, porque calculaba que en un año más o menos iba a estar pensando más en drenarle la sangre a todo el pueblo que en las clases de la universidad. Edythe me traía todos los días un montón de solicitudes para rellenar, lo que hacía únicamente por complacerla a ella y a Charlie. Probablemente acabaría en el Peninsula Community College, aunque a ella no parecía molestarle, de todas formas ya había estudiado todas las carreras que le interesaban en prestigiosas universidades, incluida Harvard.

Respecto a Charlie, seguía semi castigado pues no me dejaba ir a casa de Edythe ni a cualquier otro lugar con ella, pero al menos ya no ponía objeciones si ella me recogía para ir a la escuela e incluso dejaba que me visitara en casa, aunque por supuesto, siempre en la salita o en la cocina. Se suponía que también tenía libertad para ir a La Push e invitar a Julie cuando quisiera, pero eso también se había convertido en un problema. Cuando fui para hablar con ella y tratar de arreglar las cosas ni siquiera me abrieron la puerta de la casa, y jamás me contestaba las llamadas.

La llamaba siempre a las ocho de la noche, justo después de que Charlie empezara a aclararse la garganta sonoramente como señal de que Edythe debía irse ya. Julie debía sentirse muy triste y enojada en esos momentos y el saber que era por mi culpa me hacía sufrir. A Edythe parecía molestarle verme triste por esta causa y por eso aprovechaba los momentos en los que no estaba para llamar pero de todas formas nunca obtenía resultado, aunque llamara todos los días.

Un sábado se me ocurrió llamarla desde el teléfono de la tienda de los Newton. Esta vez me contestó Bonnie y no fue mejor. Cuando Edythe me recogió al salir de mi turno me desahogué con ella mientras manejaba para dejarme en mi casa.

—Fue tan grosera, ¿puedes creerlo? Pudo haberme dicho que Jules no estaba o que estaba dormida como hacía antes, pero no, directamente me dijo que ella no quería hablar conmigo. Que sí estaba ahí pero que no iba a tomar el teléfono. Parece que ahora Bonnie también me detesta —me quejé. Era más fácil sentir enojo que culpa.

—Nadie te detesta, Beau —contestó con cariño. El tema Jules no le fascinaba pero igual siempre me escuchaba con paciencia.

—Pues da esa impresión — contesté cruzando los brazos sobre el pecho en un gesto de obstinación. El agujero que sentía allí iba cerrándose lentamente y aún ardía de vez en cuando, sobre todo cada noche cuando llamaba a mi amiga y no me contestaba.

—No es por ti, de hecho es mi culpa —suspiró —. No le gusta que hayamos vuelto y no se va a acercar a ti si estás conmigo. Es una enemistad milenaria.

—Pues es muy estúpido todo este asunto entre lobas y vampiros. Ella sabe que ustedes son diferentes.

—Sí, pero igual sienten que deben mantener las distancias. No confían en nosotros y en realidad ni siquiera tienen por qué hacerlo. Yo tampoco confío en ellas si quieres que te diga la verdad. Son seres muy volátiles —aseguró —, sobre todo siendo tan jóvenes. Yo tengo autocontrol pero dudo que ella lo tenga. Si un encuentro terminara en una lucha voy a tener que defenderme y eso podría salir muy mal para ella, lo que te haría muy triste a ti.

Luna Nueva (Versión Vida y Muerte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora