Bajo Presión

106 8 6
                                    

Victor resultó ser mucho más escurridizo que lo que todos pensábamos.

El domingo después de haber descubierto el secreto, volví a ir a La Push por la mañana, esta vez acompañado por Charlie. Dediqué todo el día a pasear sin compañía por la playa, desesperado por mis pensamientos, mientras Bonnie entretenía a mi padre quien pensaba que estaba pasando el día con Julie. Sabía que Victor no podía atraparme ahí, pero entre recordar a los Cullen tan seguido esos días y saber que mi amiga y sus hermanas corrían peligro por protegerme, me estaba volviendo loco.

Julie apareció más tarde y se disculpó por dejarme solo, no podían descansar hasta que lograran atrapar a Victor, pero me sentía pesimista. Me acompañó a caminar por la playa y entrelazó su mano con la mía. No supe cómo sentirme al respecto. No me molestaba su tacto, pero no había olvidado la forma en la que Jade había dicho "su chico" para referirse a mí, como si pensara que era su novio. Tal vez Julie había aprendido una o dos cosas de McKayla y sus hermanas de manada pensaban que lo era porque les había hecho creer eso. Me hacía sentir incómodo, porque sabía que ella lo deseaba.

¿Y yo? ¿Lo deseaba? Julie era bonita, alegre, simpática, habilidosa, y mi mejor amiga en el mundo, pero yo no tenía un corazón capaz de amarla. En mi pecho sólo había un agujero con los bordes ardiendo de dolor. Si era sincero conmigo mismo, mientras paseaba por la playa con su mano en la mía, no deseaba ser su novio, pero hubiera querido poder ser capaz de desearlo. Hubiera querido tener la capacidad para cerrar el agujero y darme una oportunidad con ella. Tal vez ella tenía razón y en un futuro eso fuera una posibilidad, pero por el momento lo veía imposible, y eso me entristecía, porque no quería que ella viviera algo ni remotamente parecido a lo que había sufrido yo.

Los días transcurrieron de nuevo lentamente, bajo la amenaza del vampiro vengativo tratando de acercarse. Las chicas se turnaban para vigilar mi casa, el instituto e incluso la tienda de los Newton en la que seguía haciendo turnos tres veces por semana. El martes Julie me siguió en su moto hasta la tienda mientras alguna de las otras lobas correteaba por los bosques cercanos.

—¿Estás saliendo con ella? Con la chica de segundo — preguntó McKayla disimulando muy mal su resentimiento.

No pude evitar picarla un poco.

—Depende.

—¿Depende? ¿Sales con ella o no? ¿De qué depende? —se estaba exasperando.

—Si te refieres a si estoy saliendo con ella como pareja, no, no lo hago. Pero si te refieres que salgo mucho con ella, sí, prácticamente todo mi tiempo libre.

—No pensé decir esto nunca, pero resulta que eres igual a todos los hombres —suspiró con decepción.

—¿Por qué? —pregunté sorprendido. Nunca me habían acusado de ser igual a los tipos promedio, más bien todo lo contrario, no cumplía con muchos de los estereotipos masculinos normalmente esperados por la sociedad.

—Porque eres cruel, como todos. Sabes que hay chicas locas por ti... como esa tal Julie, por ejemplo, y te dedicas a jugar con ella e ilusionarla. No es justo.

Fruncí el ceño, molesto. No era cierto lo que decía, pero perfectamente podría serlo y no me estaba dando cuenta.

—Lo siento, no debí decirte eso —murmuró arrepentida —. Pero quiero añadir algo más, puedes odiarme después de eso. Considéralo solidaridad femenina. Sé que Edythe te hizo daño y que fue horrible, pero esa chica de segundo año no tiene la culpa. No te desquites con ella.

—No lo hago —contesté entre dientes. Sabía que McKayla estaba teniendo buenas intenciones con Julie, pero me estaba sacando de quicio, además del dolor que me causaba en el agujero cada vez que alguien mencionaba a Edythe o a cualquiera de los Cullen.

Luna Nueva (Versión Vida y Muerte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora