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Capítulo veintitrés

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Capítulo veintitrés

—Disculpe, usted no puede pasar —El enfermero apoyó su brazo contra mi pecho, empujándome levemente hacia atrás—

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—Disculpe, usted no puede pasar —El enfermero apoyó su brazo contra mi pecho, empujándome levemente hacia atrás—. Es un espacio restringido para pacientes y personal autorizado, mantenga la distancia.

—Es mi mujer la que está allí adentro...

—Lo entiendo, pero no puedo dejarlo pasar, le informaremos tan pronto como logremos estabilizarla, por favor no siga estorbando.

—Solo quiero saber cómo está —Volví a impulsarme hacia adelante, levantando la cabeza para lograr ver algo de lo que sucedía dentro de la habitación, pero el cuerpo robusto del hombre me impidió hacerlo—. Necesito saber si ella y la bebé están bien.

—Señor, cuando sepamos algo de la condición de ambas vendremos a informarle, ¿puede esperar en la sala?

Lo miré con los ojos llorosos, pidiéndole con ese gesto que me dejara pasar, pero no hubo caso. El enfermero volvió a darme un empujón leve y cerró las puertas, dejándome del lado de afuera. Solté un gruñido de frustración y le di un golpe a la pared, sacándome la rabia que me estaba consumiendo el cuerpo. Sentía que las extremidades me ardían, que las manos me temblaban y que el pecho se me cerraba con cada respiración que daba.

Sara no merecía pasar por esto, me había prometido hacerla feliz siempre y ahora la etapa en la que tenía que estar más tranquila se había arruinado completamente. No era adentro de esa habitación donde tenía que estar mi mujer, era en casa, acostada en nuestra cama matrimonial, quejándose del dolor de espalda y acomodando la cabeza sobre mi pecho mientras yo elegía una película que terminaría odiando, pero que se convertiría en una de sus favoritas.

Me senté en una de las sillas de la sala de espera y me tapé el rostro con las manos. Tenía que ir a buscar a Jéssica y obligarla a que confesara la verdad, demasiado daño había hecho ya como para que yo siguiera de brazos cruzados. No había pensado en todo el caos que se avecinaría cuando la morena desembarcó en París, en mi mente nunca se cruzó la idea de que ella siguiera interesada en mí, habían pasado tantos años... ni siquiera habíamos tenido una historia seria a la cual aferrarse.

𝗙𝗮𝗺𝗲 𝟮 |𝗡𝗲𝘆𝗺𝗮𝗿 𝗝𝗿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora