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Capítulo treinta y cuatro

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Capítulo treinta y cuatro

En mi sueño estaba tranquila

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En mi sueño estaba tranquila.

Sentada a los pies de la cama en la que dormía cuando era niña. Emma todavía no existía, era apenas un anhelo de mi mamá de poder traer otro hijo al mundo, pero no una realidad. En casa éramos cuatro: mamá, papá, el alcohol y yo. Podía reconocer el hedor a la cerveza barata que él solía comprar, y distinguía con claridad cuando él se encontraba en casa porque apestaba a whiskey y malas decisiones.

Sabía que no estaba sola, pero, por extraño que pareciera, no estaba intentando esconderme dentro del armario ni debajo de la cama. No sentía temor. No estaba aterrorizada de ser encontrada y castigada, y tampoco escuchaba el llanto de mi madre ni el ruido de su piel cuando la mano de mi padre la golpeaba. No había gritos, ni miedo, ni heridas que curar para que en la escuela no pregunten qué pasó.

En mi sueño estaba en calma, podía sentir mi corazón latiendo con propiedad y mi respiración lenta, pausada, en paz. Estaba en esa casa y por fin podía sentir que la palabra hogar no le quedaba amargamente enorme.

—Sarita, ¿estás lista?

— ¿Mamá?

Me puse de pie lista para recibirla con un abrazo. Hacía tanto tiempo que no sentía su cuerpo contra el mío, añoraba la sensación de sus brazos rodeándome como si pudiesen convertirnos en una sola persona. Sin embargo, tan pronto como me levanté, una versión mía de pequeña corrió hacia la puerta para abrirla antes de que mamá pudiese golpear.

—Sí, ya estoy —Dijo, arreglándose el pelo—. Solo me falta guardar la merienda.

—Acá está —Mamá le dio una bolsa de papel y le sonrió—. Te hice un tostado de jamón y queso y guardé dos frutas, también hay jugo de manzana.

—Muchas gracias, mami.

Esa versión mía que tendría unos diez años abrazó a mi mamá, pero ni ella ni yo éramos reales. Claramente era un sueño porque un par de minutos después entró papá, el olor a alcohol fue remplazado por el aroma a una colonia varonil, y su ropa desteñida y desaliñada le había dejado paso a un pantalón de vestir negro y a una camisa blanca perfectamente planchada.

𝗙𝗮𝗺𝗲 𝟮 |𝗡𝗲𝘆𝗺𝗮𝗿 𝗝𝗿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora