Capítulo treinta y dos
El sonido de la batidora era lo que llenaba el ambiente. Mauro se movía de un lado a otro en la cocina, intentando terminar el desayuno, mientras yo ocupaba gran parte de la mesada para hacer la torta favorita de mi hermana. Hoy Emma cumplía doce años y, como era costumbre para nosotras, me levanté temprano para poder despertarla con su pastel.
Me resultaba increíble lo rápido que pasaba el tiempo. A veces me detenía a mirarla, sin poder dar crédito a lo grande que estaba. Yo la había acompañado desde que era una bebé de meses, haciendo todo lo posible para protegerla del mundo, cuidándola como lo que era: una parte esencial de mí.
Cada vez que me tomaba un momento para compartir con ella sentía que los años pasaban demasiado deprisa. Parecía ayer que yo la acostaba en mi pecho para que se durmiera, acallando su llanto desesperado llamando a mamá. Emma ya era una adolescente, ahora entraba en una etapa nueva, el año siguiente comenzaría la secundaria y un montón de cambios surgirían a raíz de ello.
No tenía duda de que sería difícil para ambas. Yo había intentado hacer lo mejor posible criándola, pero era consciente que había cosas que se me habían escapado. Emma necesitaba de sus figuras materna y paterna y, por más que yo di todo de mí, eso era un espacio que yo no podía llenar con nada. A mí también me habían hecho falta, y con esa falta tuve que aprender a criar a una niña siendo una niña yo también.
—Eso tiene una pinta —Dije, mirando la bandeja que Mauro preparó para ir a despertar a Emmi—. Muchas gracias, Maurito. Sé que te lo digo cada año, pero para mí significa mucho lo bien que la trataste a mi hermana desde que llegó a la casa.
—Emma es una niña muy dulce —Dijo, apoyando la cadera en la mesada—. Ustedes también me trataron muy bien desde que llegaron, eso es algo que uno atesora de sus patrones.
—Cuando llegué era una empleada más. —Me reí.
—Honestamente, Sarita, todos sabíamos que el señor Neymar y tu iban a terminar juntos.
Lo miré con atención. Siempre sentí curiosidad de cómo habían visto los trabajadores de casa mi relación con el jugador, pero nunca me sentí en demasiada confianza como para preguntarles. Paula al principio no me quería, más con el tiempo me convertí en una de sus personas favoritas. Con Mauro había sido diferente, él me incluyó desde el momento en que puse un pie en la mansión, no le hizo falta conocerme demasiado para extenderme su mano.
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𝗙𝗮𝗺𝗲 𝟮 |𝗡𝗲𝘆𝗺𝗮𝗿 𝗝𝗿
Hayran KurguSEGUNDA TEMPORADA DE "FAME" "Un pedacito mío mezclado con uno tuyo"