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Capítulo veintiséis
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Intentaba usar el celular lo menos posible. A pesar de que mi agente ya había desmentido todos los rumores y acusaciones que se me habían hecho, las redes sociales todavía seguían consternadas tras la noticia del embarazo de Jéssica. Como si no bastara con que ella hubiera dicho que tuvimos un amorío a escondidas de Sara, también había publicado en Instagram que estaba esperando su primer hijo.
Los internautas no tardaron en sacar sus propias conclusiones, creyendo que la criatura podía ser mía y que no solo había engañado a mi mujer, sino que también había embarazo a mi amante. Cada vez que pensaba en esa locura la rabia me consumía por completo. Me costaba mucho tomarme un momento para quitar esa idea nefasta de mi mente, porque sabía que si seguía dándole vueltas al asunto volvería a ir a buscar a Turini y esta situación se tornaría aún peor.
Ya el panorama se veía borroso y oscuro. Sin que el juez diera la orden de que ella podía someterse a una prueba de paternidad para ver si el ADN del feto y el mío coincidían, solo me quedaba orar para que todo fuera calmándose de a poco. Me consolaba el saber que Sara, a pesar de toda esta situación, todavía confiaba en mí. Si ella no me hubiera creído todo este desgaste emocional para probar que el hijo de Jéssica no era mío no estaría sucediendo.
Ella era la que me daba fuerzas día a día, ella y los niños. Davi todavía seguía un poco molesto por la situación. No había dicho nada, pero notaba por sus reacciones que ya había visto todo el revuelo que se había armado en las redes. El rubio ya era un adolescente, ya no podía protegerlo de absolutamente todo, había cosas que se me empezaban a escapar de las manos, y esta era una de ellas.
—Permiso —Papá abrió la puerta de mi habitación sin golpear. En otro momento quizás le hubiera dicho que no hiciera eso, que mi cuarto era un lugar privado, pero ahora no tenía ganas de ponerme a discutir con él—. Apróntate, tengo una excelente noticia.
—Si es para hablar sobre el club no tengo gan...
—El juez aceptó nuestra petición, en dos horas podremos realizar el examen de ADN.
Me acomodé en la cama rápidamente, sintiendo un leve mareo al moverme tan deprisa. Una sensación de felicidad comenzaba a aparecer, pero me negaba a dejarme llevar por la emoción del momento. Temía haber escuchado mal o peor, estar soñando.
