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Capítulo veintisiete
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El camino desde casa al hospital se me hizo eterno. Habían llamado para decir que el laboratorio ya tenía los resultados del examen listos para cuando quisiéramos ir a buscarlos. Por supuesto, la llamada había sido tanto para mí como para Turini, por lo que esperaba encontrarla en el consultorio para ver su rostro luego de leer cuánta compatibilidad había entre la muestra de ADN de su hijo y la mía.
Papá lucía tranquilo, como si tuviera certeza de que la prueba iba a dar negativa. Yo tenía mis dudas. Sabía que esa criatura no era mía porque no le había puesto un dedo encima a Jéssica, pero desconfiaba de ella. No iba a estar en paz hasta que tuviera ese estudio conmigo, dándome la razón y librándome de este problema en el que me habían metido.
—Ya hablé con los abogados, tan pronto tengamos el resultado continuaremos con la demanda formal.
Asentí. Esperaba verla hundiéndose tanto a ella como a todos los medios que habían levantado la noticia por un poco de rating sin pensar en el daño que le estaban causando a una familia entera.
—Vamos a procesarlos a todos —Ordené, cerrando y abriendo mis manos para distender el enojo—. No quiero ver un solo portal de internet ni un canal de televisión hablando sobre ese tema, difamándome y burlándose de Sara.
—Haré todo lo posible —Papá asintió y tecleó algo en su teléfono—. Turini ya llegó, nos están esperando para abrir el sobre.
—Espero que esa perra no intente hacer nada.
Tenía terror, estaba tan asustado que mi cuerpo no dejaba de temblar y la voz me salía entrecortada y gangosa. Papá dejó a un lado su celular y me dio una mirada significativa. Era un hombre de pocas palabras, en el último tiempo nos habíamos alejado porque él no estaba de acuerdo con las decisiones que yo tomaba, pero apreciaba infinitamente que estuviera acá en este momento.
Sentía que había vuelto a ser un niño, aturdido por la maldad del mundo, queriendo refugiarse en los brazos de su padre. Más tenía que entender que ya no era aquel pequeño, que ahora era yo el adulto, y tenía que velar por la seguridad de mi hija que venía en camino.
