Capítulo 16: Diagnóstico

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>>>Día Siguiente>>>

El matrimonio Santos despertó, ambos se abrazaron, unieron sus cuerpos para sentirse y encontrar la paz que siempre hallaban el uno del otro.

—Esto es lo que haremos, mi reina... vamos a bañarnos, bajaremos a desayunar, y nos iremos con el doctor que te atiende, eh... de seguro nos atenderá con prontitud.

Inés solo asentía.

—No estés desanimada, mi morenita... esto será pasajero.

—Mi amor... — le acariciaba el pecho desnudo — No hagas promesas que no puedes cumplir.

—Inés...

—Vamos a bañarnos, mi amor.

>>>

Victoriano e Inés desayunaban, hablaban entre ellos cuando sus hijos bajaron para acompañarlos en el desayuno.

Los tres saludaron a sus padres, posteriormente se sentaron en sus respectivos asientos de la mesa principal.

—¿Durmieron bien? — preguntó Daniel cariñosamente.

—Sí, mi amor... hemos dormido bien... aunque tu papá roncó más de lo normal.

Los tres no lograron evitar reírse.

—Ay, gracias querida... yo también duermo bien contigo, fíjate.

Inés arqueó una ceja.

—Su madre me ha pateado en las noches desde antes de que ustedes nacieran, imagínense mi sufrimiento.

Inés bufó.

—Deberían dormir en camas separadas, ¿no?

— ¡Jamás! — exclamó Victoriano mirando a Alejandro.

Alejandro reía. — Cálmate, papá... Solo bromeaba, caray.

Victoriano negaba, la noche que Inés lo había castigado había sido el peor de su vida y no pensaba en volver a repetir aquel horrible acontecimiento.

—Ay, mis amores... — sonreía.

—Papá, relájate... Solo estábamos bromeando.

—Déjenme comer tranquilo, por favor.

Inés paró de comer. — Hijos, su padre y yo queremos decirles algo...

—¿Qué cosa, mamá? — preguntó Alejandro extrañado.

—Hoy vamos a ir al hospital, haré que me revisen para que me operen de mis ojos finalmente... no quiero seguir viviendo así...

Victoriano tomó la mano de su mujer al ver la tristeza en su mirada.

—Aunque haya pocas probabilidades, lo intentaremos.

—Pero, mamá... tú le tienes miedo a las cirugías por eso no lo hiciste cuando tuviste la oportunidad — comentó Daniel temeroso.

—Daniel, todo saldrá bien... debo hacer esto, por el bien de todos.

—Principalmente, tu bienestar, mujer... te quiero ver bien, sana.

Daniel se quedó pensativo el resto del desayuno. A decir verdad, quedaron en silencio y poco hablaron.

Daniel subió a su cuarto y lloró en lo secreto.

Temía por su mamá, nunca la había visto someterse a una operación, ni nada por el estilo. Su madre era una mujer sana siempre.

Tal parecía que todo estaba cambiando de un tiempo hasta el día presente.

La Mujer De Victoriano SantosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora