Capítulo 19: Ojo Por Ojo

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>>>Hacienda La Ponderosa>>>

Era de noche, Alejandro y Alicia bajaron de la camioneta.

Alicia miraba todo a su alrededor y la grandeza que había alcanzado la hacienda la sorprendió. Ciertamente, la abundancia y el éxito tenían los Santos.

—No te preocupes, yo explicaré todo a mis padres... ellos entenderán.

—Alejandro, me da miedo todo esto... tu mamá y yo no estamos en los mejores términos.

—Eso será pasado, ya verás.

—Eres terco como Inés.

Alejandro sonrió.

>>>

Victoriano estaba en su despacho con su mujer sentada sobre sus piernas, besándose.

Alejandro tocó la puerta y carraspó.

Victoriano soltó un gruñido molesto, fijo su mirada a su hijo.

—Alejandro, sabes que no me gusta que me interrumpan mientras estoy con tu madre — protestó Victoriano irritado al instante.

—Mi amor, tranquilízate... Debe ser algo importante — ayudada por Victoriano se incorporó — ¿Hijo? ¿Pasa algo, mi vida?

—Lo siento, papá... pero es que debo hablar con ustedes... traje a una persona a la hacienda qué necesita de nuestra ayuda... y yo la traje.

Victoriano se levantó de su silla exaltado. —¿Qué? ¿Cómo dices?

—Sí papá.

—¿Pero... a quién trajiste, Alejandro? — cuestionó Inés.

Alejandro suspiró. — A la que fue tu mejor amiga, mamá.

Inés y Victoriano gestaron inquietud.

—He traído a Alicia a la hacienda, mamá... les voy a explicar por qué yo...

Victoriano dió un golpe a su escritorio con su puño.

Lo que había contado su hijo lo había enfurecido, se trataba de la esposa del hombre que más odiaba.

Alejandro cerró sus ojos por un momento, su padre molesto no era nada agradable de tratar.

Inés dió un brinquito del susto que se llevó al escuchar aquel golpe.

—¡¿Cómo se te ocurre traerla?! — gritó furioso.

—¡Tienes que escucharme, papá! ¡YO tenía que hacer algo por ella! ¡Francisco la maltrata!

—¡Alejandro, nos vas a traer más problemas con el imbécil de Francisco trayéndola aquí!

—¿Qué dices, Alejandro? ¿Alicia está bien? — preguntó Inés al instante preocupada.

—Sí, mamá.

Inés rodeó el escritorio, deslizando su mano por este, trataba de acercarse donde había escuchado provenir la voz de su hijo.

Alejandro se acercó al instante para tomarle la mano.

—Mamá, sé que es arriesgado pero ella no tiene a nadie más, nosotros solíamos ser su familia... yo me acuerdo todavía cuando era chiquito, mamá... yo solía llamarla tía... tú y ella eran unidas... ella no está a salvo con ese hombre, mamá... tiene golpes en su rostro.

Victoriano escuchaba, ahora pensaba en cuando Francisco se diera cuenta de que su esposa no estaba en la casa, qué gran conflicto se aproximaría.

—Inés, esto es arriesgado, mujer... no puedo permitir...

La Mujer De Victoriano SantosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora