002

65 4 0
                                    

ANOTACIÓN N.1

No estoy segura de quién vaya a leer esto, o si alguien lo hará, seguramente terminaré quemando este maldito libro. Pero si algún ser —que sepa leer, espero.— encuentra esto, ¡felicidades, has encontrado la miseria impresa! ¡Enhorabuena!

Bueno, pongámonos serios, persona desconocida.

No sé quién haya escrito lo anterior, probablemente un anciano senil, pero olvídate de todo lo que has leído hasta ahora. Esta es la verdad de la Diosa del Karma.

No todo es lo que parece, por cierto.

Seguramente tendrá algún nombre, pero alguien tan desalmada ni siquiera puede considerársele alguien con sentimientos que no sean la satisfacción por el sufrimiento de los afectados, o alguien con maldito sentido común. La empatía y la capacidad de tener sentimientos, de sentir culpa, eso caracteriza al ser humano y a los seres celestiales. Parece ser lo único que tenemos en común a pesar de ser de especies diferentes.

Pero nuestra querida diosa no cuenta con eso.

Empecemos por algo simple, un resumen de lo que es, que tiene que ver con lo que acabas de leer: ella castiga a los que obran e incitan el mal, a los que desean el éxito a costa de los demás, a los egoístas que necesitan más y más, sin nunca tener suficiente.

Antes, todos la adoraban. Todos confiaban ciegamente en su poder, trajo una gran esperanza que inclusive la ponían al mismo nivel de la Diosa de la Luz. Pero aunque obrara el "bien", no tenía una actitud caritativa de todos modos.

El Templo de la Medianoche era un oráculo, se le podía visitar para orar en su nombre, buscando justicia, para que el universo obrara a nuestro favor, entre otras cosas. Muchos solían visitarla y verla en su forma física, parada en un pedestal que brillaba etéreamente. Admirada por tantos ojos curiosos, justo como a un animal en una jaula.

Hay rumores sobre su apariencia, pero me tomaré la molestia de redactar la menos absurda que he escuchado. Cabello oscuro aunque brillante y lacio, llegándole por encima de los hombros, piel tersa, ojos que parecían portar la galaxia entera.

Una mujer bella, sin duda, aunque su personalidad era algo... reservada. De esas personas en la que sus sonrisas parecían más muecas de incomodidad que otra cosa. Incluso así, todos seguían alabándola, como si fuera la salvadora de la humanidad.

Pero como cualquier ser con jurisdicción e influencia en el orden de cierta materia, como cualquier Dios, tienen disolutas excepciones.

✓ KARMA, pit.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora