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Había despertado de muy buen humor como para haber pasado una pésima noche de insomnio cuestionándome e imaginando el aspecto y la personalidad de la diosa. Estaba idealizando a quien, supuestamente, causó mucho daño.

Pero es que no podía evitarlo. O si podía, no quería hacerlo. La divinidad me causaba una férrea curiosidad, para bien o para mal. No podía explicarlo, era como si algo en ella me llamara, me atrajera hacia ese libro, a esos escritos de pluma puntiaguda.

Podría olvidar mi realidad con simplemente abrir el libro. Podía olvidarme de los constantes abusos. De lo que se había convertido mi vida como guerrero angelical. De que estaba destinado a servir a mi diosa y ser utilizado para combatir el mal en caso de que algún nuevo peligro surja.

No podía quejarme. La mayoría del tiempo estaba bien con eso, pero ¿y si realmente no lo estaba?

Me subí a la escalera de madera de la biblioteca, sentándome en el último escalón, balanceando mis pies. Estaba dispuesto a terminar ese libro de una vez por todas, sin importar que se hiciera de noche, que lloviera, truene o relampaguee.

 Estaba dispuesto a terminar ese libro de una vez por todas, sin importar que se hiciera de noche, que lloviera, truene o relampaguee

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ANOTACIÓN N.3

Como ya te comenté, persona desconocida, han habido varios incidentes relacionados a la Diosa del Karma, los cuales tienen el mismo comienzo y el mismo final: humanos heridos a causa de una diosa demasiado orgullosa.

Así que pasemos a la última "tragedia" de todas, la que fue pieza clave para la que rumorean fue la causa de su desaparición. No lo haré demasiado largo porque no tiene sentido que lo haga, es innecesario.

Un día como cualquier otro, mientras el sol brindaba su cálido resplandor al mundo y sus habitantes salían de sus hogares para encargarse de sus propios asuntos, algo sucedió. Algo desafortunado.

De la tranquilidad del apacible pueblo un grito desgarrador la rompió energéticamente, alertando a sus habitantes. De un callejón emergió un hombre, huyendo a toda velocidad, siendo perseguido por una mujer de baja estatura, gritando que había sido robada y que la auxiliaran.

Nadie tuvo la valentía de ayudarle.

No hubo un héroe emergiendo de lo que parecía ser pura normalidad o un joven de buena voluntad queriendo ayudar al prójimo. Nada.

Aunque sí intervino a la que menos le convenía.

Imagina que en aquel pueblo de poca monta se suelen comercializar fierros, y un joven descuidado deja caer varios sobre una carreta que ya iba a partir para venderlos. El ruido es tan estridente que el caballo de tiro, por su oído bien desarrollado, se asusta bastante por el ruido tan fuerte, tanto que emprende carrera.

El caballo solo busca huir del ruido, no se fija en su camino por lo que atropella al ladrón.

Los pueblerinos que presenciaron el accidente se apresuraron a auxiliar al pobre hombre. Lamentablemente, este no sobrevivió.

Obviamente, tal accidente sin pies ni cabeza se le retribuyó a la diosa, que no hizo ningún comentario, engrandeciendo la furia de la gente. Antes fue un daño físico no muy grave, pero ahora había causado una muerte.

Por otro lado, se dice que los animales son los más propensos a presencias. ¿Será que pueden oír y obedecer por voluntad propia órdenes de los dioses? Es una pregunta curiosa si lo pensamos bien.

Y por eso es importante fijarse al cruzar en la calle.

✓ KARMA, pit.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora