009

11 3 0
                                    

Ya me encontraba suficientemente cansado al regresar de aquel bosque. Lady Palutena no hizo más que halagarme y darme permiso de irme a descansar, cosa que le agradecía infinitamente. Estaba todo sucio y herido, por lo que, después de recuperarme en las termas, me recosté y caí dormido en mi cama.

No solía soñar con regularidad, pero cuando lo hacía, eran regularmente pesadillas por mi miedo al futuro. Miedo a no ser lo suficientemente fuerte como para poder vencer a la Diosa del Karma. Hoy casi muero al quedarme atrapado en esas lianas vivientes. ¿Y si volvía a pasar algo similar y no la contaba? Estaba aterrado.

En mis sueños, me vi a mí mismo en medio de una neblina parecida a la de Lavie. Tenía un aspecto onírico con cierto halo de misticismo que cautivaría a cualquiera. Estaba inconsciente, pero sentía como si estuviera ahí físicamente.

Entonces, escuché esa voz que tanto me ponía nervioso y me estremecía. Que acariciaba como el terciopelo y era como una melodía venturosa.

—Hola, ángel de la Luz.

Me giré y ahí la vi. Esperaba ver a alguien alta como Palutena, o tal vez enana como Viridi. Pero no vi nada de eso. Es más, ni siquiera en mis sueños lo habría imaginado. Era una chica, parecía de mi edad, tenía las facciones de una humana, pero era claro que no lo era debido a la ropa tan propia de los dioses y a la gran cantidad de energía que la envolvía. Una túnica blanca, la cual le quedaba como anillo al dedo debido a su belleza tan delicada.

—¡¿Eres tú, Diosa del Karma?! ¡¿Qué quieres?!

—Hablar. ¿Sabes? Uno de mis poderes es meterme en los sueños de los demás. — se acercó a mí. Yo retrocedí, vacilante. Hasta que no pude hacerlo más y me acorraló contra la cama de mi habitación, la cual parecía ser algún tipo de portal del mundo normal al mundo de los sueños. La energía que la envolvía menguó hasta volverse nula. — Eres tan lindo, te ves nervioso por esta cercanía.

—¿Qué dices...?

—Estoy segura de que crees que podrás vencerme, pero no lo harás. Y ¿sabes por qué? Porque me has admirado todos estos años. — abrí la boca, buscando darle una respuesta convincente. Pero enmudecí. Era cierto: le había admirado por su labor todos estos siglos, tanto que me inspiraba incluso a ser igual que ella. Fuerte y sin importarle los demás mientras se hiciera justicia. — He estado tan metida en tu corazón que incluso parece que estás enamorado de mí.

—Y si es así, ¿qué?

Respondí con dureza, sin siquiera pensar lo que había dicho.

—Yo también estoy enamorada de ti. — se inclinó hacia mí. Me sonrojé con fuerza, queriendo responder algo, hasta que empezó a carcajearse, en clara señal de burla. — ¡Deberías haber visto tu cara! Aunque no es del todo mentira. Me enamoré de tu fortaleza que has demostrado en los retos que te he impuesto, y quiero que sepas que no me dejaré ganar. La victoria de esta guerra está destinada a ser mía, aunque puede que te deje vivir para que estés conmigo para siempre.

Me guiñó el ojo, yo resoplé con molestia.

—No me esperaba menos.

—Déjame darte un beso de buenas noches, ¿está bien? — depositó un beso en mis comisuras, bastante cerca de mis labios. Me sentí desfallecer en sus brazos. Al percatarse de este detalle, rió suavemente. Parecía haber un motivo subyacente aquí, pero no lograba comprenderlo. — Buenas noches, mi ángel precioso.

Había sido una pesadilla, una hermosa pesadilla la que me atormentó esa noche. Irónicamente, dormí mejor que en otras ocasiones.

✓ KARMA, pit.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora