Capítulo veinte

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Al día siguiente se encontraban bajo el gran árbol de la escuela, era la hora del almuerzo y Yoongi se negaba a separarse de Jimin aunque fuera un segundo; tanto así que se encontraba sentado sobre los muslos del chico mientras lo abrazaba con su ...

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Al día siguiente se encontraban bajo el gran árbol de la escuela, era la hora del almuerzo y Yoongi se negaba a separarse de Jimin aunque fuera un segundo; tanto así que se encontraba sentado sobre los muslos del chico mientras lo abrazaba con su cabeza apoyada en su hombro y su nariz casi pegada a la zona donde se encuentra la glándula de olor.

—¿Qué le pasa? —preguntó Jungkook con la duda hirviendo en su tono de voz, los demás chicos se encogieron de hombros, nadie entendía nada ni siquiera Jimin.

—Tampoco ha querido hablar desde que llegamos —esta vez fue Hoseok quien opinó.

—Cariño —susurró Park en el oído del omega, la reacción de este fue pegarse más a él y por instinto el menor dejó salir un poco más de sus feromonas para que el pequeño se sintiera mejor.

El rubio no entendía muy bien qué pasaba por la cabecita de su omega, la noche anterior finalmente había respondido sus mensajes diciendo que había tardado porque se tropezó unas calles más adelante y había roto sus audífonos.

Pero hoy Yoongi no era el mismo, todos lo notaban extraño, en especial el omega menor. El chico por primera vez no llevaba uno de sus coloridos sueteres o cardigans, solo llevaba el uniforme de la escuela y nada más; su mochila rosa tampoco estaba, solo una de color gris que ni siquiera llevaba los pines de los animes favoritos del mayor.

Jimin no quería sobrepensar nada así que atribuyó todo esto al hecho de que hoy Yoongi conocería a sus padres y tal vez estaba nervioso, sí eso era.

Durante las clases el peli menta estuvo más que disperso y siempre que veía la oportunidad de volver a pegarse al rubio lo hacía sin pensarlo. Jimin quiso hablar con él varias veces pero cuando trataba de decir algo los ojos de Yoongi se llenaban de lágrimas al punto que tenía que calmarlo y darle un abrazo.

Al final de la jornada escolar Jimin se dio cuenta que ahora Min no tenía un solo día libre durante la semana por culpa del trabajo así que acordaron que era mejor ir a casa de sus padres en la noche y así fue, ahora ambos omegas iban camino a casa de Park.

Los nervios en el ambiente eran notables y sus feromonas los delataban.

—¿Te sientes mejor? —Yoongi asintió.

—Sí, solo es ansiedad por conocer a tus padres, no te preocupes —el rubio le sonrió y cuando finalmente habían llegado al "hogar" del menor temblaron.

—Sé que te van a aceptar —habló Jimin en un intento de calmarlo, pero el omega al escuchar el tono de voz del contrario se sintió peor.

Cuando entraron Yoongi sonrió, era una casa mucho más grande que la suya pero acogedora, algunos elegantes cuadros se encontraban en las paredes, en casi cada esquina había algún tipo de planta o jarrón, realmente bonito y admirable el gusto de decoración que tenía la familia Park.

—Hasta que llegas —el tono exasperado de la mujer hizo que ambos giraran hacía donde provenía la voz. Yoongi se quedó petrificado ante lo molesta que se veía la mujer y Jimin solo tragó grueso esperando que nada malo pasara—. ¿Quién es él?

Dulce omega ; jimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora