Capítulo veinticuatro

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Un mes había pasado desde que el infierno de ambos omegas había comenzado, especialmente el de Min Yoongi

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Un mes había pasado desde que el infierno de ambos omegas había comenzado, especialmente el de Min Yoongi. La marca finalmente había sanado pero detestaba sentir lo mismo que el alfa por culpa del maldito lazo.

Todo empeoró cuando en uno de esos días Min sintió tantas emociones a través de la marca que estuvo al borde de arrancarse el cuello, Jimin tuvo que salir corriendo con él hacía los baños de la escuela, la marca estaba roja e irritada, los rasguños que le había dado el omega lo hacían ver peor, hasta que comenzó a sangrar.

La marca también estaba llena de cicatrices horribles que Park ni siquiera quiso saber cómo se las había hecho porque ya sospechaba la respuesta.

—Jimin —sollozó Yoongi, el rubio solo trataba de limpiar la tinta de color rojo que chorreaba por los hombros del chico, no sabía qué hacer—. Me duele, n-no la soporto. ¡Quítala! Por favor quítala.

—Cariño no puedo —murmuró casi llorando. Decidió acercar la cabeza del omega hasta su pecho y dejó salir suficientes fermonas para calmarlo, suspiró con más tranquilidad cuando vio que parecía tranquilizarse—. ¿Te sientes mejor?

—Sí —susurró y Park le sonrió mientras acariciaba el cabello del mayor y sintió su corazón romperse al ver su estado actual.

Yoongi había perdido su luz, ya no usaba suéteres y cardigans coloridos, su cabello color menta ahora era un rubio sin gracia, había dejado de retocarlo hace tiempo atrás; los pines en sus mochilas de la escuela también habían desaparecido por completo y ahora solo sonreía cuando Jimin estaba cerca.

El chico que había conocido ya no existía, ni siquiera quedaba un solo rastro de él y eso le llenaba de una incertidumbre dolorosa.

Se quedaron en esa posición durante casi una hora hasta que Yoongi comenzó a llorar.

—¡Duele! —gritó y Jimin llevó su mano hacía la marca, estaba peor que antes; no sabía qué hacer porque Min solo se removía y lloraba del dolor.

Jimin no soportaba ver la desesperación con la que Min le rogaba que por favor le quitara el dolor de alguna manera, solo podía mantenerlo en sus brazos y rogarle algún Dios que por favor le quitara el dolor a su omega.

Odio con toda su alma al alfa que le había arruinado la vida a un chico que solo deseaba vivir y ser feliz, no quería aceptar que existiera alguien con el corazón tan podrido y muerto como para hacerle eso a su chico. Jimin debía aceptar que casi todas las noches lloraba buscando una maldita solución pero era casi imposible encontrarla y la única que llegaba a su cabeza lo hacía querer vomitar.

No quería ver a Min seguir sufriendo de esa forma, no quería ver cómo le suplicaba que le quitara el inmenso dolor que estaba sintiendo ya no quería ver cómo sangraba ese maldito lazo que ahora portaba en su cuello.

—No, no, no —dejó salir más de sus feromonas pero fue en vano, parecían no hacer ningún efecto en el cuerpo del omega y fue cuando Yoongi se quedó en silencio que lo entendió.

El lazo se había roto.

Min entró en un colapso que Jimin nunca había visto, tuvo que llamar a los demás chicos para que buscaran una solución o algo similar pero fue imposible, Yoongi no reaccionaba incluso sus ojos ahora habían perdido el brillo y solo gritaba de dolor.

Estaban jodidos porque seguramente el alfa culpable de la marca había muerto.

꒰ ੭

Finalmente Yoongi logró superar un poco la tortura del lazo roto pero seguía sin volver a ser él mismo, a Jimin le dolía cada día más verlo así, por eso siempre trataba de animarlo con cosas pequeñas, se encargaba de organizar el cabello del chico todos los días, le ayudaba con todos los temas de la escuela y además de eso le daba de comer así él no quisiera. La pérdida de peso del omega había sido tan drástica que Jimin podía levantarlo sin problema. Todo era un desastre total.

—Tu ropa huele muy bien —habló Min sacándolo de sus pensamientos.

Luego de terminar clases habían decidido ir a un pequeño lago que había cerca de la ciudad. Yoongi se había quitado toda su ropa y únicamente llevaba una camisa de Jimin.

—¿Te gusta el lugar? —le sonrió y el mayor asintió emocionado, hoy sus ánimos estaban mucho mejor pero ambos sabían que duraría mucho.

—Sí, también me gustaron mucho las flores que me diste —Park se sonrojó ante el halago y sonrió, le había regalado un bonito ramo de girasoles.

—No es nada Yoonie —dejó un beso sobre los suaves belfos del chico y le acarició los muslos con delicadeza. Cuando estaban juntos era como si el infierno que los azotaba desapareciera por completo.

—Me gustas mucho —susurró sobre los labios del rubio—. Yo estoy verdaderamente enamorado de ti Jimin, te amo con toda mi alma.

—Te amo —respondió con una pequeña sonrisa mientras jugaba con algunos de los rizos que adornaban el cabello del omega.

—Te necesito —dijo llevando una de sus manos al pecho de Park y desabrochando su camisa.

—¿Aquí? —estaban sobre una manta que había llevado Min y a su alrededor solo habían flores y árboles, una vista perfecta pero tal vez alguien podría verlos.

—Sí, ¿acaso no me quieres hacer el amor al aire libre? Nunca hay personas por aquí, no te preocupes —respondió con burla y Jimin solo rodó los ojos.

—Omega travieso —y sus labios se volvieron a unir en un profundo beso.

Allí ambos chicos se sintieron piel a piel como tanto les gustaba, disfrutaron del amor que se tenían, bajo la luz de un radiante sol sus cuerpos volvieron a ser uno solo. No tuvieron sexo, hicieron el amor de la manera más dulce posible, se saborearon de la forma más romantica y tierna posible. Fueron dos omegas junto a su primer amor.

—Eres mío —susurró el rubio cerca del oído del chico.

Soy tuyo —allí se deshizo bajo el cuerpo de Jimin y se sintió vivo por primera vez en mucho tiempo, sintió como si ese lazo con otro hombre nunca hubiera existido.

Pero la forma en que lo había tomado Park aquella tarde se sintió como una dolorosa despedida.

Pero la forma en que lo había tomado Park aquella tarde se sintió como una dolorosa despedida

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Dulce omega ; jimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora