CAPITULO 31

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BECKY

Despierto. Y miro la hora y ya han pasado tres horas. ¡TRES HORAS!... Freen debe estar matándose de aburrimiento. Me levanto y voy hasta el comedor no esta, voy a la cocina no esta regreso y voy al baño nada no esta la maldita se fue y me dejó sin más. Vuelvo a la habitación y al lado de la almohada una rosa no la había visto. La tomo, es suave. Debajo una nota:

- Cariño intente despertarte pero fue imposible, fui a la oficina. Ponte linda que a las ocho paso por ti para ir a cenar.  Atte F.

Miro la hora son la una aún tengo tiempo. Me meto a la ducha y me relajo. Cuando salgo me preparo algo un jugo y unas frutas es suficiente.
Miro la hora quedan cuatro horas aún. Voy a mi armario y luego de sacar toda la ropa decido ponerme un bonito vestido azul.
Estoy poniendo la ropa que saque nuevamente en el armario cuando un mareo repentino viene a mi y todo me da vueltas. Me siento en la cama hasta que se me pasa. Luego de unos minutos empiezo a vestirme y me maquillo, ya casi es  hora.

FREEN

En la oficina todo marcha bien. Un par de reuniones con algunos socios y también malos entendedidos con la delegación China. Que jodidos son esos Chinos.
Miro la hora y bordan casi las ocho, sonrio mientras recuerdo mi cita de hoy. Me levanto y me dirijo a buscar a becky.

Llego a su departamento y como en los viejos tiempos toque su timbre a las ocho en punto.

- ¿Hola?
- Señorita Armstrong, la espero aquí abajo.

Me apoyo en mi auto y reviso en mi teléfono la reservacion. El olor de su perfume inunda mis fosas nazales y se que ella está frente a mi, levanto mi cabeza y su mirada choca con la mía.
¡Dios santo! Esta mujer quiere matarme. La observó en un bellísimo vestido azul, su cabello estaba suelto, maquillaje ligero.

- Hola Señora Freen. Me dijo sonriendo y yo caí a los pies de esa hermosa sonrisa. Me acerco y tomándola de su cintura, acerco mi boca a la suya quedando a centímetros de ella, observo sus ojos, su boca y nuevamente sus ojos.

- ¿Me va a besar señora? Susurra sobre mis labios.
- ¿Quiere que la bese? Pregunto usando su mismo tono de voz. Ella sonrie, acomoda sus manos en mi cuello y con toda soltura dice:

- Lo que quiero que me hagas espero y sea luego de la cena. Sus palabras pasaron por mi espina dorzal y recorrieron todo mi cuerpo llenándome de deseo.
Sonrio, mis labios buscan los suyos y su respuesta fue inmediata. Mi lengua recorrió su boca. Un beso desesperado como si no lo hubiéramos hecho desde hace siglos.

LA CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora