53. El laberinto

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Segunda parte de la actualización doble

Guía de colores de Han JiSung:

Rojo: enojo. Rosa: vergüenza. Violeta: enamorado. Azul: triste. Celeste: emocionado. Blanco: peligro. Amarillo: preocupado. Verde: asustado. Naranjo: confundido. Gris: dolido. Marrón: neutro. Verde menta: alegre. Negro: cansado. Verde oliva: miedo. Rosa pálido: culpa. Rubio cenizo: nerviosismo. Crema: decepción. Magenta; frustrado. Turquesa: calma. Berenjena: querido, amado. Salmón: orgulloso. Fucsia: excitado. Índigo: celos nacidos específicamente por culpa de Seo SooJin.

Capítulo 53

El laberinto

La oscuridad lo abrazó junto con el frío, y encendió su varita por la punta para poder ver por donde iba. El arbusto del laberinto era demasiado espeso, y la paranoia de JiSung no le permitía observarlo por demasiado tiempo sin pensar en que algún monstruo saldría de ahí para comerlo.

La primera bifurcación que se topó viajó hacia la izquierda, y luego hacia la derecha. Tenía la necesidad de alejarse lo más posible de la línea de salida para no toparse con alguien y, asustado y luego de varios minutos de trote, se detuvo a pensar.

Los demás competidores ya tuvieron que haber ingresado, ideó JiSung al mirar compulsivamente sobre su hombro. Necesitaba tener una señalética que lo ayudara a orientarse, por lo que tomó su varita y, colocándola horizontalmente en su palma, exclamó el encantamiento. Esta solo giró sobre su propio eje como si estuviera loca.

—Te odio —le masculló JiSung entre dientes, antes de correr de nuevo hacia alguna parte.

No tenía idea de cómo enfrentar un laberinto, porque todas partes eran lo mismo y las probabilidades de alcanzar la copa era la misma que el resto. Era una real prueba de desorientación. No creía alcanzar la copa.

Luego de un par de minutos andando, tropezó de cara hacia el suelo y rápidamente fue arrastrado por el suelo.

—¡Mierda!

Agarró su varita lo mejor que pudo para ver qué era lo que lo jalaba. Un lazo del diablo lo llevaba por lugares opuestos que JiSung recorrió, y el suelo y las ramas le rasmillaba todo su cuerpo.

—¡Lumos Solem!

La rama se encogió sobre sí misma y regresó al gran arbusto. JiSung jadeó un terror y se levantó del suelo a la par que se limpiaba toda la tierra.

—Mierda- tengo una rama enterrada en el trasero —masculló con dolor, mientras se metía su mano en el pantalón para agarrar la gran astilla.

El lazo del diablo lo había dejado frente a otra bifurcación, así que JiSung tomó el camino opuesto.

Tan pronto como emprendió carrera de nuevo, chocó con Nadine Delagé fuertemente, y ambos volvieron a caer al suelo.

—¡Muévete! —gritó ella.

JiSung no entendió hasta que notó cómo una potente bola de fuego era escupida desde un pequeño cangrejo de fuego. Rápidamente se levantó y corrió detrás de ella, mientras que Nadine intentaba lanzar encantamientos para detenerlo.

JiSung dobló en la primera separación, y tropezó con el cuerpo de alguien. Logró con sus manos sostener su caída, pero su desoriento hizo de que todo su cabello se erizara al ver la sangre provenir del cuerpo muerto de MinHo con el que tropezó.

—¡Ah! —gritó, aterrado—. ¡Mierda! ¡Puto boggart! ¡Riddikulo!

El cuerpo de MinHo desapareció en una voluta de humo. A JiSung le habría gustado tener el tiempo de patear a la jodida criatura. «¡Con eso no se juega!»

Han JiSung y la caza del mago [#4]; minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora