Día de lluvia

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Las gotas de lluvia caían por su ventana. Max estaba luchando por levantarse, aunque le quedaba bastante rato para ir a la preparatoria, le gustaba despertarse temprano para tener tiempo de sobra. Para ella, era mejor que sobrara antes que faltara.

Con todas sus fuerzas, se levantó. Tenía un poco de sueño aún, pero se lo quitó lavándose la cara.

Las lluvias de otoño casi nunca eran fuertes en donde solía vivir, allí tampoco, por lo que pudo ver. Estaba calmado, sí podría ir a la preparatoria, solo debía ponerse una campera rompe viento y listo.

Bajó a la cocina y se preparó un café, para más energía. Su familia aún dormía; su padre no trabajaba los días de lluvia, su madre era ama de casa y cuando su esposo no se levantaba ella tampoco y sus hermanos dormían mucho los días lluviosos. Ella era la única despierta.

Cuando estaba saliendo de su casa, vió a Shadow con paraguas saliendo de su casa. Sus miradas se cruzaron, él se volteó y siguió su camino, ella también. Llegó un punto en que prácticamente iban uno al lado del otro.

— Deja de seguirme — dijo Shadow, unos minutos después.

— No estoy siguiéndote — negó Max —, voy a la preparatoria.

— Tsk...

— No es mi culpa que vayamos a la misma prepa.

El azabache la ignoró y simplemente aceleró su paso, dejándola atrás.

Ya en la preparatoria, Max pensó bastante en Shadow. No era taan bueno como se lo había imaginado, ¿por qué tenía que ser tan malo con ella si no le hizo nada? Tal vez su problema era que ella era un... blanco fácil para él. De todas formas, él era un bravucón y ella una cuatro ojos, jamás podría haber algún tipo de amistad entre ellos, ¿cierto?

Parecía tonto, pero era verdad. Sus amigos se burlarían de él, cosa que el azabache no podía permitirse. Su reputación lo era todo, ese era el gran problema.

— Abran su libro en la página 74 — su profesor la sacó de sus pensamientos — Maxine, siéntate con Sonic. Espero que puedas comprar pronto tu libro.

— Sí, profesor — respondió la chica, levantándose con sus cosas.

Sonic estaba unas mesas atrás de ella. Era un amigo de Tails. Tal vez esa era su oportunidad de hacer un amigo por su cuenta. Aquel día solo habían hablado, mas no fue un vínculo de tanta importancia como para ser considerado como una amistad.

El erizo cobalto la trató como si fuera una amiga de toda la vida, era bueno, amable, lindo, y simpático. La eriza notó que sus ojos eran de distintos colores; uno era celeste y el otro verde. Le preguntó por qué tenía sus ojos así, y como respuesta obtuvo:

— Aún no encuentro a mi alma gemela. Pero, por lo menos, sé que sus ojos son  celestes.

— Yo cumpliré 17 años en dos días, por lo que estoy un poco cerca de saber el color de ojos de mi alma gemela.

— ¿Y tú lo consideras como algo bueno o malo?

— Pues... mi mamá insiste mucho en ese tema. Tal vez si encuentre a mi alma gemela, ella deje de molestarme.

— O sea... ¿lo ves como una obligación?

— Yo no, mi madre sí. Para mi, es una pérdida de tiempo.

El timbre sonó... "ring, ring...". Todos los estudiantes salieron a su descanzo.

Max le preguntó a Sonic por Tails, y él le respondió que había faltado por la lluvia. "Ni siquiera era llovía tan fuerte" dijo la eriza. Sonic asintió, dándole la razón.

Tus ojos carmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora