Tiempo

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El tiempo avanzaba y con ello el miedo.

Habían pasado solo dos meses desde aquel encuentro con Hyunjin, y Minho se sentía fatal. No salía de casa, además de que su cuerpo comenzaba a verse aún más delgado y por lo tanto las fuerzas para estar mucho tiempo de pie eran completamente inexistentes. Kento y Sana habían hecho de todo por poder mantener la salud de su único hijo, no querían perderlo.

- Mamá, ¿podemos ir al acuario? - Habló sin siquiera haber comido de aquella cena, su madre, Sana, lo miró con una nostálgica sonrisa mientras asentía. - Necesito salir un poco.

- Claro que sí amor, tu padre y yo te llevaremos.

Cabe admitir que Sana estaba completamente rota por dentro, siempre que miraba a su hijo se veía en la necesidad de llorar, ¿cómo pudo permitir que la salud de su niño empeorara y ahora su vida se le fuera de las manos? Dios podía ser injusto con los buenos, ¿no es así? Mayormente son las personas que más sufrimiento tienen. Minho era un ser de luz, muchos lo detonaban así.

- ¿Podemos llevar a Seungmin y Jeongin? - Preguntó el rubio con curiosidad, después de todo, quería estar con sus amigos. - Los extraño y recién vinieron ayer.

El comedor se llenó de risas y uno que otro deseo del menor era concedido, para la familia Lee no había nada más importante que hacer felíz a quien es el único descendiente.


- Promete que no le dirás nada, ¿ok? Minho realmente la está pasando mal

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- Promete que no le dirás nada, ¿ok? Minho realmente la está pasando mal.

- Tranquilo Kim, yo me encargo de ésto.

- Eso es lo que más me preocupa Hyunjin, sé que eres un hijo de puta y si Minho se entera de que te dije que estaría aquí, me mata. - Soltó un suspiro. La noche anterior Hyunjin le había escrito con el único propósito de querer saber el paradero de Minho, porque sí, seguía en busca de poder estar cerca de él a pesar de su petición de mantenerse alejado, y como dijo; es un hijo de puta. Había lastimado un sin fin de veces a su amigo y había momentos en los que se regañaba a sí mismo por haberle dado la ubicación de aquel acuario en el que ahora se encontraban. - De verdad no quiero problemas pero si veo que lo haces llorar, te cortaré ese pito chico con todo y huevos. Ganas no hacen falta.

Sin más se dirigió al lugar donde se encontraba el rubio en silla de ruedas, hace un par de días que se la habían regalado, reiterando que no puede mantenerse mucho tiempo de pie.

El plan de Hyunjin consistía en poder acercase a Minho de forma casual, sacar algún tema de conversación e invitarlo a salir por algún helado. Sabía que la probabilidad de que le rechazara aquello era super alta, sin exagerar. Había arruinado las cosas más de una ocasión, pero ahora quería hacer todo bien.

Por otro lado tenemos a Minho, había llegado con una enorme emoción al acuario, se sentía un poco culpable por no invitar a Christopher pero últimamente se sentía extraño a su lado, tal vez no se había enamorado como hubiera querido, o quizá sí, pero al saber que cada vez quedaba menos tiempo se estaban distanciando para no herirse demasiado de forma mutua.
Christopher no era ese hombre que dejaba a sus parejas de lado por estar enfermas, siempre fue atento a todo pero esta ocasión era distinta, sabía que no se iba a recuperar y eso le partía el alma y corazón en miles de pedazos, saber que ya no podrá abrazarlo, mimarlo o escuchar cada uno de sus berrinches, era horrible.

Todo iba perfecto, aquella salida había sido la mejor para Minho, juraba que en toda su vida se había divertido tanto. Incluso cuando notó la presencia lejana de Hyunjin, escondiéndose y esperando el momento de acercarse.

- Hyun, sé que estás ahí. - El pelinegro salió de entre algunas peceras pequeñas solo para poder acercarse a pasos lentos. Los señores Lee, Seungmin y Jeongin solo miraban con desprecio al chico recién llamado. - ¿Quieres algo de helado? No te escondas que no muerdo.

La positividad era algo que caracterizaba a Minho, siempre veía todo de una forma tan positiva que sorprendía y llenaba de felicidad y esperanza a quienes le rodeaban.

La tarde fue espléndida, había disfrutado con quienes amaba. Comieron helado de sus sabores favoritos, compraron un peluche de un cangrejo que apodaron como "Soonie". El rubio no podía estar más felíz, había reunido a sus seres queridos, y aunque faltaba alguien demasiado importante, estaba bien así. Pronto fueron directo a la residencia de los Lee donde invitaron a los jóvenes a una cena.

Sana cocinaba junto a Jeongin mientras que Kento y Seungmin ponían la mesa. Hyunjin y Minho conversaban en el patio trasero de la casa, cosas triviales y sin sentido alguno, tampoco tenían tema definido. Lee no era alguien que tuviera muchos temas de conversación y Hyunjin por igual, sin embargo, se divertían contando anécdotas pasadas de cuando eran unos niños pequeños, inclusive de cuando entraron a séptimo grado o ingresaron a la Universidad, una que otra tragedia que los hacía reír y disfrutar del momento que ahora tenían, olvidando por completo lo sucedido, borrando un poco del pasado y escribiendo un nuevo futuro mientras actuaban en el presente, su presente.

Todo había pasado demasiado rápido que no se dieron cuenta de cuando su preciosa burbuja se había roto y ahora caían en la realidad. El tiempo había ganado y no había mucho por hacer. El ruido de una sirena alarmaba a los vecinos, unos padre severamente preocupados y rotos en llanto, dos mejores amigos pendientes de lo que fuera a suceder y un Hyunjin sin saber qué sucedía. Todos en dirección al hospital, aquel lugar que tanto odiaban.

Porque el presente era éste y ciertas cosas del futuro no podían cambiar por más que lo desearan.



...

A mimir.

𝑻𝑯𝑨𝑵𝑲 𝑼 / 𝑯𝒚𝒖𝒏𝒉𝒐. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora