Día 17 - Día libre

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Oni!Kirishima, Kitsune!Bakugo, embarazo, relación establecida, pequeño angst, mención de aborto espontáneo, final feliz.

Su matrimonio comenzó de una manera no muy favorable, la ceremonia sucedió en un día lluvioso, porque tal y como dice la leyenda, cuando un Kitsune contrae matrimonio, ese día caería una llovizna. Tampoco pudieron disfrutar de una luna de miel, pues Eijiro tuvo que irse a la guerra; defender las tierras de su tribu natal, al igual que proteger la montaña donde se ocultaba su esposo y familia.

Katsuki también luchó en aquella época, pero al encontrar a una bebé humana en un templo de un pueblo arrasado por la guerra, se dedicó a cuidar de ella y después de la muerte de su abuelo, él se volvió el sumo sacerdote y jefe del clan, impidiéndole seguir con la ayuda a su esposo.

Tres años después, Eijiro volvió victorioso, no sólo había acabado con la amenaza humana y Yokai, si no que ahora era el Oni más fuerte de todo Japón. Su matrimonio se volvió así, el más poderoso del reino, nadie volvería a meterse con el templo de los Kitsune de Inari.

Claramente hubo una celebración por el regreso y nueva posición del Oni, tanto que fue la causa del embarazo del Kitsune. Un embarazo que se volvería de alto riesgo tras el antecedente de la pérdida de su primer bebé.

Katsuki estaba en cama, según las instruciones del curandero, debía permanecer en reposo hasta que naciera el bebé; apenas cumplía 8 meses y sentía que iba a reventar, su vientre tan grande que parecía tener una pelota debajo de las mantas. Aunque no podía quejarse del todo, su esposo, que de por sí era atento, ahora no le quitaba los ojos de encima. En cuanto podía, se acostaba a su lado y se quedaban por horas acurrucados.

Hoy no era la excepción, los ronroneos y pequeños chillidos  del zorro hacían evidente que amaba estar así con el Oni; en sus brazos, él acariciando su vientre y Katsuki se limitaba a restregarse en su cuello. Fácilmente ocultarse entre las sábanas y su esposo por la diferencia de sus tamaños.

-Amor- hablo acariciando una de sus orejas tan suave por su pelaje - ¿Qué te gustaría que fuera? El bebé, me refiero.

-Lo que sea está bien.

-¿No te gustaría un niño? O una niña, para que juegue con Shintai.

-Yo sólo quiero que nazca.

-Oh, amor - lo abrazo un poco más fuerte- claro que va a nacer.

-No quiero perder otro.

-Lo sé, yo tampoco... En pocas semanas lo tendremos aquí con nosotros, será un Kitsune tan hermoso como su madre.

-O un Oni tan fuerte y bello como su padre.

Eijiro se rió a carcajadas, cargando a su esposo, acomodándolo en su regazo.

-¿Un Oni, dices? No quieres uno, créeme.

-¿Por qué no? -me sonrió poniendo un mechón azabache atrás de su oreja -Me encantaría poder abrazar a una versión en miniatura de ti.

-Mm -sonrió igual- Y después estarás cansado de correr tras de él, seguramente tendrás que trepar árboles para bajarlo.

-¿Prefieres buscar por horas madrigueras en todo el bosque porque no lo encuentras?

-Sin duda haría eso aún siendo un Oni, lo importante es que será el bebé más perfecto que haya existido.

-Así es -su sonrisa trataba de ocultar sus lágrimas- el bebé más perfecto.

-Y tú serás la mejor madre -limpio su rostro- todo va a salir bien... Te lo prometo.

-Lo sé, es sólo que ... Tengo miedo.

-No tienes por qué -besó su cabeza acostándose de nuevo en la cama abrazados- tendremos una familia tan hermosa, tú, yo, Shintai y el bebé... Todos estaremos en unas semanas en este mismo cuarto. Lo prometo.

Su promesa se cumplió cuando el último día de octubre, nacieron dos pequeños zorritos de color de cabello, igual que el de su madre; la única diferencia fue que heredaron los dos pares de cuernos de su padre (Aún siendo bebés parecían pequeñas protuberancias, pero era evidente que los tendrían).

Ahora los gemelos se acurrucaban en el cuello y pecho de su madre, dormidos cómodamente, Katsuki roncando suavemente con Shintai abrazando su brazo, igualmente dormida.

Eijiro sonrió al encontrándose tal escena, acomodándose en lo que restaba de la cama, besando la cabeza de cada uno de sus hijos y labios de su esposo.

Fin.

Mes Kiribaku 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora