15. Acosadora

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Yulia

Cuando la hermana de Summer había señalado a mi padre como violador, me molestó mucho, lo peor es que no era mentira. Era un abusador, abusaba de su poder, conocimiento, dinero... de su corpulencia, de ser un hombre (diría él, pero los dos sabíamos que no era un hombre).

Pero era mi padre, siempre lo será, es el que me ha criado, el que ha construido a la mujer que soy ahora, y aunque sea el mismo Satanás, me ha enseñado en que yo soy el infierno entero. Me ha hecho fuerte, como todo lo que ha pasado en mi vida.

Pero sé que mi padre jamás violó a madre de Suzanne. La quiso, y lo demostró, a su manera.

No me creía una mierda que ella denunciase a mi padre por mí, solo me he arrodillado ante una persona, y es Summer, para pedirle clemencia. En el fondo sabía lo que pasaría si lo metiesen en la cárcel, y lo que finalmente pasó.

Esto me hizo ver que jamás me había valorado: a nadie le rogaba, hasta que llegó a mi vida, le di la llave de su libertad, le entregué lo poco que tenía, y nunca fue suficiente.

<<Jamás me amaste lo suficiente>> me chilló entre lágrimas cuando solo tenía diecisiete años.

Recuerdo cada una de nuestras grandes peleas, y esa frase se quedo grabada en mi como un tatuaje.

En su momento no fui capaz de responderle, me quedé callada, pensé que ella no se merecía esta vida, que yo solo la traería desgracias, que era yo la culpable de que estuviese esa noche gritándome puesta de MDMA. Que yo la había corrompido.

Necesité veinticinco años más para entender que no fue mi culpa, que yo no maté a su padre, que yo no la di en adopción, que yo no la obligué a subirse a un coche de carreras borracha, avisé a mi padre que acoger a Summer era el camino a la perdición, no me escucho.

Bueno tardé veinticinco años y muchas sesiones con mi psicólogo.

Me fui de la casa sin decir nada, y con la mirada en mi espalda de Summer.

Quería huir para siempre, pero necesitaba a Summer, ella es la única que me podía salvar de esta.

Así que llegué antes de que Summer saliese de su casa, para que viniese conmigo a la reunión.

Pité en cuento salió al portal.

Me miró y su cara fue un poema, no estaba enfadada, tenía miedo. No hacía mal

Entró al coche con la cabeza gacha, ni siquiera nos miramos, mantuvo sus piernas juntas bajo ese vestido negro. Parecía un funeral.

-¿Nada que decirme Summer?

Arranqué el coche, me miró y se apoyó en el asiento, como si no hubiera pasado nada, como si este fuese el lugar más seguro donde podía estar.

-Siempre he creído en ti Yulia.

Cambié de marcha y ella puso su mano sobre la mía.

-El video, lo subió tú madre-no me atreví a mirarla.

-¿Qué?

-Lo pone en una de las entradas del diario, y a mi me lo confesó mi padre, después de que escuchara todo.

-¿Por qué hizo eso?

Estaba indecisa, ella, digo.

-Descubriste a su amante ¿o no te acuerdas?

-Pero si su amante se llamaba Mikhail, o ella le llamaba cariñosamente Misho. Tu padre fue un desliz.

¿un desliz? Fue el amor de su vida, ponía en su diario.

En ese momento pensé que por retrasarnos diez minutos nadie nos echaría de menos, así que seguí dando vueltas a la manzana.

-Mi padre se llama Mikhail Belov.

Me miró como si estuviese loca.

-Más conocido como Michael Grey-la miré.

Ella empezó a unir hilos en su mente. Hilo que yo uní no hace tanto.

-¿Cuándo descubriste esto?

-Tu padre... fue... es Mikhail.

En ese momento pensé en que acababa de perder a Summer para siempre, no se lo quería decir, por si huía. Pero ya lo tenía todo perdido, que más da un poco más.

-Mató a mi único padre-se giró hacía mí.

Que se refiriese a Riley como su único padre casi me hace gracia, sabiendo todo lo que ha luchado Ford por tenerla a su lado.

-Summer, léete el diario, no quiero ser yo quien, te revelé todo esto.

-¿Por qué sabes todo esto?

No estaba creyendo en mí como me dijo, pero quiero que vea que solo le digo al verdad.

-Ford me lo contó, muy borracho, me contó toda la historia de mis padres-saqué una carcajada nerviosa-antes mi padre y él eran amigos.

Ella respiró muy hondo.

-No queremos llegar tarde Yulia.

Todavía estaba un poco en shock, se le veía en la cara. Pero nos dirigimos las dos a la empresa.

-Yulia, lleváme a tu casa-me pidió.

-¿Ahora?

Estaba extrañada, pero no me importaría.

-Ahora mismo debo ser una buena jefa, pero después quiero que me lleves a tu casa.

No quería follar, no ahora, ni después, pero no entiendo el porqué de que quiera ir a mi casa.

-Los diablos estarán por allí, les diré que se vayan ¿de acuerdo?

-No, quiero volver a veros a todos, quiero que no seas una desconocida para mí.

Su tono era serio.

-Sabes muchas cosas sobre mí.

-No es cierto, sé que de joven te molaba la fiesta, el sexo, estar con tus amigos. Que te gustaba dormir de lado... y vestir con ropa que se ajuste a ti-abrió la puerta- pero no sé nada ahora de ti.

Tenía razón en todo lo que había dicho

-Ahora las fiestas no son con doscientas personas, me sigue gustando el sexo, pero no con cualquiera, ahora me gusta dormir boca bajo. Y visto con ropa elegante-la cogí de la mano- mis gustos no cambian, evolucionan.

Pilló perfectamente esa frase iba por ella.

-Nunca me has contado que pasó contigo cuando tu padre se fue a la cárcel, ni estos años, ni que carrera has estudiado...

Tocó la fibra más débil. No estaba preparada.

-He estudiado marketing y dirección de empresas, doble grado-sonreí con trsiteza.

-Yo estudié...

-Dirección de empresas, ya lo sabía-me guiñó el ojo.

-Sigues siendo espía.

-Acosadora, diría yo.

El miedo se puso en su cara de nuevo.

-¿Te divierte?

-Me moja-corregí.

Y separamos nuestros caminos, no quería que subiésemos las dos juntas.

Todavía no estaba segura de sí quiero subir.

Atada a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora