1. Cartas

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Querida Mounstruito,

¿Cuándo me he hecho tan mayor? Hoy cumplo los 35 años, y la verdad ha sido increíble, pero siempre siento que falta algo, que faltas tú.

He hecho una cena con todos, en mi casa, en la terraza, ha estado genial. Pero estoy deseando que vuelva el invierno (i hate Summer).

Bueno te haré un resumen:

El primer año después de que te fueses fue duro, y tengo escrita una carta por mes, después pasé de escribirte cartas los días más especiales, cómo cuando nacieron mis sobrinos (los hijos de Tom y Alex). Pero ya llevo dos años sin escribirte, esa es la última vez que lo hice. Sé que es una costumbre ya que cuando estaba en Rusia también lo hacía, pero nunca las envíe, joder, te odiaba mucho.

Ahora te resumiré estos últimos dos años, con una especie de juego, daré titulares:

Mi padre se casa :está enamorado de verdad. No tengo nada que comentar sobre esto, me alegro de que esa mujer le haya sanado, o que lo siga haciendo.

He dejado de fumar: espantoso. Chloe y Max estaban jugando y llegaron los dos con un cigarro en la boca diciendo somos la tía Yulia y el tío Kai. creo que es lo más traumático que he vivido con esos diablillos.

Lizz y Lucas se casan: nada que comentar. Seguramente tú sabías que estaban llevando un idilio en secreto. (joder son la pareja perfecta)

Mañana hago tres años yendo al psicólogo: y él no piensa que las cartas sean una locura, solo son un escape.

Cuando sea una anciana las leeré y recordaré todas esas anécdotas que se me vayan olvidando.

Y ahora una paranoia que se me ha ocurrido. Espero que algún día, cuando sea muy vieja (que a este paso no sé si llegaré, aunque he dejado de fumar), nos encontrásemos en un sitio extraño ¿sería precioso, ¿no? Creo que me podría morir en paz.

A y por último, mi empresa ha crecido muchísimo, la franquicia Belov es una de las más importantes del país. Eso a parte de rica, me hace feliz (dentro de lo que cabe).

Adiós monstruito.

P.D: Espero que ahora seas féliz. :) (Max dice que es una cara sonriente)


Doblé la carta y la metí en la caja del mueble librero, amaba ese mueble, blanco macizo, a la par de la caja. La verdad que me gusta mucho mi nuevo despacho.

Este ático es lel único sitio que me hace sentir que estoy en mi casa, aunque tenga más casas, pero nunca me había sentido así, este ático es donde me meto cuando todo está mal.

Cuando pensaba en Summer mi imaginación volaba a Stillwater, la que debería ser mi verdadera casa, ahora estaba demasiado lejos de allí. Y por primera vez, el vacío ya no duele tanto.

-¿Tú crees que estás obsesionada con las cartas?

-Sencillamente, no.

Jayden ha estado ahí todo el tiempo. Sentía su presencia pero no la había visto todavía.

-Son como un diario cariño-levanto los ojos de la mesa para ver esa cara de modelo, con su pelo rojo hasta la cintura, y los ojos oscuros.

Estaba en lencería, con un bodi de encaje negro, estilizando su trabajado cuerpo, atado a las ligas de su pierna, y unos tacones.

-Mierda Jay-mi boca se abrió por instinto.

Creo que me tuve que esforzar para cerrar la boca.

-Venga cari, que es hora de irse a dormir-se queda apoyada en el marco.

Sus ojos brillaban como diamantes, Jayden es la definición de lujuria.

-Siéntate en esta mesa-ordeno.

Había cambiado muchas cosas, pero esta era de las pocas que conservabas las tres versiones de Yulia.

Era muy sumisa, y se tumbó en la mesa para que le pudiese comer es coño, que tan mojado estaba.

-Me da que alguien se ha tocado-.

Todo en Jayden me gustaba.

-Sí, señora-.

Mierda esa contestación hizo que palidezca, solo Summer me había llamado señora en la cama, y en concreto señorita, eramos muy jóvenes.

-Me llamo Yulia-dije mordiendo su muslo.

No quería que lo volviese hacer. Ahora estaba más caliente que nunca, mierda la imagen en mi cabeza de Summer diciendo, ''sí, señorita'' mientras me arrodillaba ante ella, era en el único Dios que creía.

En el reloj marcaba las cinco de la noche, y la verdad, ya sabía que no me iba a ir a dormir, me quedaba una hora para que sea la hora de despertarse.

-¿En quién pensabas?-Jayden se estaba colocando su bodi para ponerse encima el vestido.

-Será gracioso que tu mujer te vea llegando así.

Estaba agotada, no quería hablar, ello lo sabía.

No me gustó su pregunta, y a ella no le gustó mi respuesta.

-Eres una seca-.

Se dio la vuelta para que atase su vestido, que iba con lazos.

-No me decías eso hace veinte minutos-aprieto cada uno de sus cierras sin prisa.

-Me da igual en quién pienses, mientras me folles, Yulia no te estoy pidiendo una relación-se estaba enfadando.

-Ya tienes una relación, no creo que soportases dos-fue un comentario cómico a la par de sincero.

Su relación con su esposa era muy extraña, aunque nunca se había sentado a explicarmela, entonces no podía juzgarla.

-Para paranóica tengo a mi mujer-se dio la vuelta para que atase el otro lado del vestido.

Mierda, Jayden era muy sexi. A penas me podía concentrar en los lazos.

-Ya no vive en mi casa-dijo con una gran sonrisa.

Gran avance, hace una año que lo dejarón, era hora de que dejaran de vivir juntas, pero yo no me meto en su vida, ni ella en la mía.

- ¿Le has pedido el divorcio? -me extrañé.

Sabía que no, pero es cambio repntino me hizo dudar.

aunque suene raro yo no soy la amante despechada, nunca lo he querido ser, me da igual si siguise con su mujer, yo ya la había probado, me habría ido con otra chica. Suena raro, pero es verdad, nadie es imprescendible.

-No, perderé mucho dinero si lo hago, y como no me voy a volver a casar, nos hemos separado y cada una por su lado.

Es interesante la verdad, creía que Jayden sí creía en el amor verdadero, en tener hijos, perro, coche, empresa... la vida de ensueño promedio.

- No me has dicho en quién pensabas-resopló.

No te lo diré querida

- Yo también me casé, aunque nunca hubo papeles-eso fue lo único que se me ocurrió decirle. 

Atada a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora