28. Profundidades

132 12 0
                                    

Summer

Sentía una profunda sed, eso es lo que me despertó, sentía los parpados pesados y la visión estaba totalmente borrosa, intentaba enfocar, también intente rascarme, pero no podía, no sé si era que mi cuerpo no trabajaba o que estaba atada.

Mis pensamientos eran lentos, profundamente. E intente hablar, pero mis labios no se movían, confío en que se me pasará el efecto.

-Hola hermanita, ¿cómo estás? -no pude ver quien era.

Traté de averiguar quién sería mi hermanito, pero era Ford Jr.

Todo este circo por una venganza.

-Extraña-dejé caer mi cabeza a un lado.

-¿Prefieres estar en la cama?

Sí, claro que lo prefiero, siento mi cuerpo medio muerto. No lo siento.

-¿Junior?

Tengo tanta sed que me bebería un río entero.

-Sí-no lo veía.

Veía un gran ovalo de color negro con la cabeza blanca. Se veía a la perfección que era un hombre, y después de llamarme hermanita, lo dejó claro.

-¿Necesito agua?

Él se acercó a mí, me cogió y me dejó tumbada en la cama.

-Te la traeré-se sentó en el borde de la cama- pero antes debes hacerme un favor.

-¿Y me traerás agua?-estaba a punto de desmayarme, lo notaba.

-Sí.

-¿Cuál es?

No me gustaba esta incógnita, haría lo que fuera por una botella de agua.

-Es muy fácil-me aparta el pelo de la cara- debes casarte con un hombre que te voy a traer.

-No me gustan los hombres.

-Por ahí se comenta que te acostaste con uno de los demonios.

Me arrepiento enormemente, pero sé que esa noche ni siquiera grité su nombre: grité el de Yulia. Pero me dio miedo el hecho de que gritase.

-Me he acostado con dos-corregí a los minutos.

-¿Dos hombres? Casi todo el grupo ya.

Me costó ver que me estaba sonsacando. Pero guardé silencio.

-¿Con quién de los demonios te acostaste?

No lo quería decir, ni materializar de nuevo ese acto, como he dicho me arrepiento, no del acto en sí, sino de la persona, y del daño que le causé a Yulia.

Desde ese momento nuestra vida empezó a cambiar, y los bucles de dolor comenzaron, no había momentos donde estuviéramos bien, y los momentos malos los arrastrábamos hasta la cama donde ella siempre me recordaba que yo no estaba bien, pero ella tampoco. Nos hacíamos mucho daño, pero era demasiado joven y egoísta como para dejarla ir.

Sabía que no estaba bien, me ha costado entender que yo no soy un ángel en esta historia, que me metí en un mundo que no me pertenecía, y no lo hice por Yulia, lo hice por sentirme viva, pero sé que a ella la mataba.

Me arrepiento de haber jodido esa etapa de su vida, donde yo no debería haberme dedicado a peleas ilegales, drogas, fiestas, carreras de coches. Tendría que haber dejado eso a la par de ella.

Ella si salió de ese mundo, pero justo entré yo, a veces la escuchaba maldecir diciendo que fue ella la que manchó mi alma, pero mi alma ya estaba manchada antes de que ella viniese.

Atada a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora