31. Suenan campanas

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Summer

Me había mandado de nuevo a la habitación para decirme que mañana a primera hora iremos a la iglesia a casarme.

Sé que estoy casada, y que no hay validez alguna en este segundo matrimonio, pero... no pude decir nada.

En el momento que se lo iba a decir pensé en que me podría matar, mientras tanto pienso en cómo está Yulia, y qué por favor no me odie.

Ahora que sé lo que quiero, lo único que quiero es salir de aquí.

Recordé la caligrafía de mi anillo de casada.

Y esperaba con cada parte de mi piel que mi ángel viniese a rescatarme, aunque no estaba mal aquí, es decir me podrían tratar peor, aunque creo que intentan drogarme.

Vasos de agua que no veo, y los guardias entran y miran al vaso antes que, a mí, no beberé el agua, aunque en el fondo me quiero librar de estas heridas de mi cuerpo, o moratones. Me dolía en cualquier posición que estuviese.

Entraron varios guardias a la vez, invadieron la habitación en toda la extensión de la palabra.

Entre dos me sujetaron y me obligaron a tomarme el vaso de agua.

Ahora tengo que despedir mi cuerpo y me mente, seré un puto muñeco en mano de esos hombres.

Lo último que noté es que me bajaron los pantalones del pijama.

Y todo se nubló. 

Atada a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora