34. Iglesia I

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Yulia

Dijeron que quedaban veinte minutos para que se dé la boda, pero por aquí no aparecía nadie, estaba el coche de Junior, y seguramente él dentro.

De pronto salió.

Estaba con el teléfono en la mano, no podía escuchar a la otra persona que estaba en la llamada.

- ¿Qué ha pasado qué? -gritó enfurecido.

Era un simple niño drogadicto jugando a ser un gánster.

-No, no, no, traerla aquí ya, aunque le falte una pierna, ya se hará cargo su esposo de llevarla.

Summer, le ha pasado algo.

Los cuatro estábamos aquí y no podía mandar a ninguno a mirar o a buscarla.

-La quiero en cinco minutos aquí el coche del novio se ve llegando ya-miró hacia delante.

Es cierto un todoterreno negro estaba llegando. El novio.

La ira recorría mi cuerpo, pero estaba tranquila, la voy a tener en mis brazos.

<<¿A quién perteneces? A ti, Yulia.>>

Esa frase me daba ganas de volar por los aires toda la iglesia, pero no lo hice, tenemos que salir vivos de aquí la mayoría.

El hombre salió del coche, pero no le vi la cara estaba de espaldas. No era un hombre mayor, se veía de espaldas.

¿Ha mentido a Mark? No me extrañaría

Entró en la iglesia y ahí vi el coche que trae a mi esposa.

Empieza la cuenta atrás, Kai me dio un beso en el pelo. Tranquilidad.

Todo va a salir según planeamos, todo está bien agarrado, nada que no hayamos hecho otras veces.

Mi mente colapsó cuando vi la imagen de mi esposa.

Estaban despertándola con agua en la cara, tenía la cara ensangrentada, cristales y cortes por todo el cuerpo y una capa de sangra cubría su vestido de novia, ¿Qué ha pasado?

Ella chilló una vez que la dejasen en paz, se sacudió y le dieron una pastilla, para el dolor supongo. Se me secaron los ojos, los tenía muy abiertos, y la boca entreabierta.

En sus brazos se veían moratones, y uno de sus ojos estaban hinchados.

Entró a la iglesia escoltada por dos hombres sin daño alguno, le ofrecieron el brazo, pero ella simplemente gruñó. Sonreiría, pero no me creía lo que estaba viendo.

En el momento que cerraron la puerta salimos de la parte de arriba de la iglesia.

Sí, la iglesia tenía dos plantas donde vivía el párroco y la planta de abajo, era pequeña, solo había una cocina enana, un baño y una cama. Me imagino que no necesita nada más para vivir.

Y en la pequeña cama estaba él postrado, había tirado de ciertos fármacos para que durmiera.

Cada uno con un arma en la mano, y con otra escondida en la espalda. Siempre era lo mismo, pero poca protección es roja.

-Vamos a disfrutar de la boda roja-susurró Kai mientras bajamos las escaleras.

Ahí sonreí, ¿Ahora una broma sobre Juego de Tronos? Kai era extrañamente imprevisible.

Eso hacía que fuera tan especial.

Delante de mí bajó Kai, con una alegre sonrisa, a él no le importaba morir, si te soy sincera a mí tampoco, con tal de haber matado a las personas que quieran perturbar a Summer.

Atada a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora