6. Llamáme

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Summer

Desconocido: ¿has leído las hojas?

Anoche, a parte de aliviar mi sed de Yulia, me di cuenta de que me comporté como una adolescente en celo. Eso no podía volver a pasar.

A parte de eso, Yulia después de lo que pasó en la sala d, no me había vuelto a escribir ningún mensaje, es decir, desde hace un día, aunque fuese poco tiempo, me pareció extraño.

Yo: No

Desconocido: Son importantes, no lo dejes pasar

Yo: Yulia me has propuesto matrimonio a través de un contrato

Literalmente, el contrato pone que la finalidad de este es que me case con Yulia.

Desconocido: Sí

Procedí a leer más sobre este, y me estaba haciendo chantaje. Si yo me casaba con ella, donaría el dinero que necesita a mi empresa, sin necesidad de devolver, ni comisiones, ni ningún trato, a cambio de casarme con ella.

El móvil volvió a sonar con otra melodía, y en la pantalla el número de teléfono de Yulia,

-¿Vas a aceptar?

-No lo sé.

Summer de hace diez años me habría matado por estar planteándome casarme con ella, aunque sé que no hay amor, pero casarme con ella, es un acto con el que recuperaría las cosas más importantes de mi vida: mi empresa, y mi familia (aunque está ultima no se pierda, se iría a pique).

-Tienes dos opciones encima de la mesa, hacerlo así, con mi moral, o hacerlo con la moral dictaminada por la sociedad, en la cual te invito a cenar.

Esas dos opciones no es solo una decisión trivial, sino la decisión entre: hacer las cosas bien, o hacer las cosas a lo grande, es decir, como las hace Yulia.

-Nunca había pensado en casar con una persona que no amo.

Nunca había pensado en casarme, y menos con Yulia. ¿y si esto es solo una boma de relojería? Que al tiempo explotase y volviese la verdadera Yulia.

-No estoy pidiendo amor en el contrato, solo... ¿compañía?

¿Se siente sola? Yulia jamás está sola, siempre va a tener mujeres detrás suya, a sus demonios a su lado. Tenía un gran ejército detrás.

-Yulia ¿y si no eligiese ninguna?

-Ayer por la mañana estaba muy segura de que por lo menos la cita sí ¿algo te hizo cambiar de idea?

-Sí, recuperar el juicio.

Es verdad que estás veinticuatro horas he dedicado 18 por lo menos pensando en ella, y en como era capaz de meterme en una burbuja.

Hubo un silencio, largo, con el móvil puesto en el altavoz.

-Hola cariño-entra por esa puerta Frida.

Se acerca y me da un beso en la mejilla.

-Hola ¿qué tal?

Tenía la cara un poco decaída, como el ánimo, y la ropa bien puesta.

-Lo acabo de dejar con Jon-saca un helado de chocolate de la bolsa que traía.

-Oh, ¿qué ha pasado?-la abracé.

De la bolsa salió otro helado de fresa, mi favorito.

-Te he traído una tarrina para ti, y me cuentes lo que te ha pasado con la Srta. Belov

Caí en que Yulia se encontraba en altavoz, con mi movil puesto encima de la isla de la cocina.

-Summer, escríbeme con lo que sea-manifestó Yulia desde el telefono.

Cogí el telefono y lo quité de manos libres, para ponermelo en la oreja, y solo yo escuchar lo que iba a decir.

-Tenemos que hablar en profundidad sobre las posibilidades.

-En diez minutos estoy en tu casa, con papeles encima de la mesa.

-No quiero más papeles, tráete la carpeta roja para guardarlos.

-Entonces, cerramos esa propuesta.

-No estoy diciendo eso Yulia, quiero que me lo expliques tú, vendeme tu idea.

Colgué el telefono, mientras veía a Frida destrozar su helado mirándome fijamente con una mueca de interrogante en la cara.

-¿Hablabas por teléfono con Yulia?

-Sí, me iba invitar a una cita-cogí el helado.

-Ve, no pasa nada, así mañana podré cotillear contigo, o a lo mejor somos tres para el desayuno.

-No te equivocas, seremos tres: Chloe, tú, y yo.

Hizo unos gestos raros, de burla, y se dispuso a mirar a la tele, a poner friends creo que soy la única persona en este país que no la ha visto.

-Siempre me pongo esto cuando tengo un engaño amoroso-justificó.

Yo solo hice la cena, sabiendo que después de comerse ese lado ella no querrá ni cenar, me dispuse hacer tallarines en sobre.

Sé que es cutre, pero tampoco estoy para mucho más.

Por desgracia Yulia no mintió.

Cuando llamarón a la puerta, supe que era ella. La sentía, aunque no la viese.

-Tu novia-gritó Frida.

Le mandé silencio con el dedo.

Mi futura mujer

Lo quise decir, pero no pude, es una locura, pero en el fondo ¿qué es un matrimonio? Mis padres adoptivos estaban en uno, pero cada uno con sus líos, mejor dicho, mi padre enamorado de mi madre, y mi madre con el amor de su vida.

- ¿me vas a volver a atacar a traición? -pregunté lo suficiente bajo para que Frida no escuchase, pero alto para que Yulia sí.

-No, si me abres ya.

Abrí la puerta.

Ahí estaba Yulia, con unos vaqueros holgados, y una sudadera, con el pelo un poco más despeinado, pero el mismo maquillaje. No parecía una mujer poderosa, como intenta aparentar siempre.

-Te sobra la sudadera, y te falta la parte de arriba de un bikini.

Esos pantalones me recordaban a cuando hablamos por primera vez, que a ella le encantaba la ropa holgada, pero la parte de arriba muy apretada.

- ¿quieres que me muera de frío? -dramatiza, para después sonreír.

-Sería una viuda muy joven, y con mucho dinero.

Ese comentario también le había sacado una sonrisa, le gustaba que yo no descartase la idea, pero a mi no me gustaba que me volviese a someter a las normas de Yulia, de nuevo, una vez más tropezar con la misma piedra.

-¿Vas aceptar?

Todavía no había pasado ni del rellano, pero la luz de este había pasado, así que abrí más la puerta para que pasase.

-Puede ser-susurré cuando justo se puso a mi lado.

Atada a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora