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Jungkook comienza a sospechar que algo no va bien cuando, el día treinta y uno por la tarde, Taehyung y él se ven en casa de los Kim.

Cuando llegó, Taehyung lo saludó con apenas una sonrisa, y se tensa cada vez que Jungkook hace algún tipo de movimiento que implique acercarse a él.

¿Habrá hecho algo que lo ha enfadado? Jungkook repasa mentalmente los acontecimientos pasados desde el último día que se vieron, pero no consigue encontrar nada relevante. Simplemente, frunce el ceño con confusión y se dedica a observar cómo Taehyung termina de preparar algo de merienda para los dos.

Jungkook debe marcharse temprano ya que es un día para pasar con la familia, pero quería ver a Taehyung un rato antes de despedir el año.

Cuando suena el timbre, Taehyung se tensa ligeramente. Desde su sitio, Jungkook puede observar su postura rígida y sus movimientos ligeramente descoordinados.

"¡Yo abro!" grita Seokjin desde la planta de arriba, y apenas unos segundos después aparece por las escaleras.

No parece vestido adecuadamente para salir teniendo en cuenta que Jungkook casi se convierte en un cubito de hielo al bajar del coche, así que lo más probable es que vaya a quedarse en casa.

"Hey." en cuanto la voz de Woobin llega a sus oídos, Jungkook observa a Taehyung con una ceja alzada. Este le rehuye la mirada. Ya ha terminado lo que estaba preparando, y antes de que su hermano y su mejor amigo puedan llegar a la cocina, le dice a Jungkook:

"Vamos arriba." suena bastante demandante, así que Jungkook no se atreve a replicar.

Además, le gusta estar en la habitación de Taehyung. Es más íntimo, y la decoración es tan absolutamente predecible que Jungkook siente una ola de ternura cada vez que pone un pie dentro. Taehyung huele siempre a una mezcla de canela, vainilla y champú para bebés, y Jungkook siente que podría morir debido a ello ¿Cómo es que se las ha arreglado para dar con el chico más absolutamente adorable del mundo?

Taehyung deja la bandeja sobre el escritorio y cierra la puerta tras de sí. Vale, eso sí que es nuevo.

En su casa, Taehyung siempre insiste en dejar la puerta entreabierta por respeto a su madre; y aunque Jungkook jamás ha hecho tal cosa y su madre está más que acostumbrada a que su hijo mayor tenga la puerta cerrada, simplemente le permite hacerlo. En el hogar de los Kim, donde la privacidad es más que inexistente, ni siquiera se les pasa por la cabeza cerrar la puerta. De todas formas, no hay razón para hacerlo.

Jungkook toma asiento sobre la cama y lo observa con una ceja alzada "Vale ¿Qué te pasa?" pregunta, porque estos últimos meses han sido más que suficientes para conocer a Taehyung, y saber perfectamente cuándo tiene un pensamiento atascado en la cabeza que no le deja de molestar.

Taehyung se tumba en la cama y le da la espalda "No me pasa nada. Estoy algo cansado ¿Te importa si me quedo aquí tumbado un rato?" dice sin más.

Jungkook sabe que no está cansado. Está raro. Y no raro de una buena manera. Taehyung es raro. Tiene una forma de ser más que peculiar. Pero esto es distinto. Está decaído, y ligeramente incómodo.

El azabache se muerde el labio y reflexiona durante un par de segundos. Finalmente, se tumba junto a él y lo abraza contra su cuerpo. Taehyung no dice nada.

"¿Quieres que me aparte?" pregunta Jungkook.

En un primer momento, Taehyung no responde y él está apunto de levantarse. Pero entonces siente cómo sus manos viajan a las suyas, justo donde lo abraza por la cintura, como si tratase de mantenerlas en su lugar.

"No." responde finalmente "Solo... Necesito estar así un rato." murmura, todavía de espaldas.

Jungkook toma consciencia entonces de lo diminuto que es. Siempre lo ha sentido delicado entre sus brazos, pero nunca de esta forma. Se siente como si estuviese hecho completamente de cristal, y Jungkook fuese el encargado de cerciorarse de que jamás se quiebre. No es frágil. Solo delicado.

play pretend [kooktae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora